Claves Que Asimilan Los Últimos Días De Noriega (Panamá) Con Actuales En Venezuela (Segunda Parte.- Elliot Abrams)
Abrams sirvió a Reagan como subsecretario de Estado para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios y más tarde como subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental. El Presidente George W. Bush nombró a Abrams Ayudante Especial del Presidente y Director para Democracia, Derechos humanos, y Operaciones Internacionales en el Consejo de Seguridad Nacional en 2001.
“Necesitamos vernos inmediatamente” – le dijo Roberto Díaz Herrera, jefe del estado mayor del ejército panameño al entonces presidente Nicolás (Niky) Ardito Barletta, quien acababa de aterrizar en la capital. El Jefe de Estado sabía que lo estaban buscando para destituirlo. Noriega lo esperaba en su despacho en la comandancia. La escena no era nueva en un país donde los militares mandaban sobre los civiles.
- – En Panamá se ha iniciado un movimiento sedicioso apoyado por usted y por eso debe dimitir. Noriega con la jactancia de quien se cree eterno en el poder, jugaba con su acorralada presa.
- -¿Por qué debo marcharme? preguntó quien había “ganado” unas elecciones fraudulentas de mano de “Cara e´Piña. Los militares intervinieron en el proceso y fabricaron la victoria de Nicolás “Fraudito” Barletta sobre Arnulfo Arias Madrid, un reconocido político opositor.
- – Usted ha conspirado contra la nación al promover una comisión investigadora del crimen de Spadafora – Díaz Herrera, en el interrogatorio hacia el papel del policía malo- “Usted puede dimitir ahora o ser mas tarde destituido por la Asamblea Nacional”
Cuando Barletta pidió permiso para llamar a su secretaria y ordenarle recoger todo, ella le informa que Elliot Abrams- el responsable del Departamento de Estado para asuntos latinoamericanos- lo había telefoneado. El presidente tomó nota del número y desde donde lo tenían retenido, le devolvió la llamada a Abrams, mientras sus desprevenidos captores esperaban por su renuncia.
- “Manténgase, No dimita. Nosotros lo apoyamos”, dijo Abrams con tono firme. Pero nunca hubo mucho que hacer. Para muchos en EEUU Barletta era un títere de los militares y no muchos confiaban tampoco en él.
A las pocas horas el 27 de septiembre de 1985, (Niky) Ardito Barletta renunciaba y su puesto era ocupado por Eric Arturo Del Valle. Otra marioneta de Noriega.
La situación del Gobierno de Reagan con respecto a Noriega se tornó aún peor, tres años después, en febrero de 1988, cuando el Departamento de Justicia de los EE.UU. lo acusó por tráfico de drogas y lavado de dinero en Florida. Esas acusaciones lo ligaban directamente con los carteles de la droga que contrabandeaban cocaína a los Estados Unidos
Reagan quería en mayo de 1988 terminar con el asunto llamado Noriega, para concentrarse en su gira a Moscú. Entre sus opciones estaban el liberar al dictador de Panamá de todas las acusaciones en su contra por narcotráfico, a cambio de que dejará el poder. Bush, quien era el vicepresidente se había opuesto públicamente a semejante concesión.
“Mientras se mantengan esas acusaciones ante los tribunales, tendrán que venir por mi”, dijo. Del otro lado estaban dos funcionarios americanos negociando con él, uno era de apellido Kozak y el otro era Abrams, habían pasado muchos meses desde la forzada renuncia de Barletta.
Para entonces, el gobierno de Reagan había llegado a la conclusión de que Noriega debía ser expulsado. Pero, no había consenso sobre cómo lograr este objetivo. Siempre se supo que el Presidente Reagan era muy renuente a resolver las disputas sobre políticas entre sus asesores importantes.
El Departamento de Estado, encabezado por Elliot Abrams, y la Plana Mayor del NSC (Consejo de Seguridad Nacional) querían deponer a Noriega inmediatamente y estaban totalmente dispuestos a utilizar toda la presión diplomática posible para arrinconarlo, apoyando un golpe desde dentro de las filas de las FDP para deponerlo.
– “Mire, general, hemos recibido claras instrucciones sobre su asunto, o es ahora o nunca”. Reagan ya había sañido para Moscú y su Secretario de Estado Schultz, había retrasado su partida, esperando enojado por una respuesta definitiva desde Panamá. Michael Kozac , el responsable del país centroamericano en la administración Reagan reunido con Noriega le dijo “Mire el Secretario de Estado está esperando, el presidente ya ha abandonado el país. Necesito decirle que toda ha sido resuelto”.
A los pocos minutos Kosac llamaba a Washington del otro lado de la línea esperaban por la información Michael Armacost , subsecretario de estado y Abrams. Por su parte Schultz, daba tiempo en la sala de prensa para anunciar la solución del asunto. “todo ha terminado” dijo Kozak
-¿Qué quieres decir? – preguntó Armacost- ¿Has tenido éxito o no?
-No. Todo ha terminado, El resultado es negativo.
Quien es ahora el enviado especial para Maduro y Venezuela, convenció al Secretario Schultz de que la intervención militar era el mejor curso de acción
No habiendo lugar para la negociación, el Departamento de Estado fue el primero en proponer el uso de las fuerzas militares. Elliot Abrams, Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, fue quien diseñó esta política. A medida que se reveló la obstinación de Noriega por permanecer en el poder, Abrams se convenció de que el mejor, y quizás único instrumento para desplazarlo de la escena era utilizar el poder militar de Estados Unidos. Quien es ahora el enviado especial para Maduro y Venezuela, convenció al Secretario Schultz de que la intervención militar era el mejor curso de acción.
Cuando el Departamento de Estado y Abrams proponían cualquier forma de intervención militar, Crowe y la Junta de Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas se oponían con detalles de los costos, riesgos y obstáculos inherentes a tal intervención en virtud de la misma. Crowe tenía fuertes reservas sobre la conveniencia de una participación militar en Panamá y frecuentemente chocaba con Abrams a quien consideraba “un hombre peligroso que seguía una política riesgosa… un ideólogo fuera de control. Abrams, a su vez, consideraba que la renuencia de Crowe a utilizar la fuerza militar era “una precaución militar mal aconsejada por la experiencia post Vietnam.”
El Gobierno de Reagan se mantuvo dividido durante todo 1988 sobre la cuestión de adoptar o no la opción militar para resolver el problema panameño. El Departamento de Estado, liderado por Elliot Abrams abogaba por al menos el uso limitado de la fuerza para capturar a Noriega y someterlo a la justicia en EE.UU, tal como sucedió el 03 de enero de 1990, bajo la administración de George Bush . (VER VIDEO)
El enero 25, 2019 el Presidente Donald Trump nombra a Elliot Abrams como encargado para “liderar los esfuerzos en Venezuela.”
“Elliott será un verdadero activo para nuestra misión de ayudar al pueblo venezolano a restaurar por completo la democracia y la prosperidad en su país”, dijo Pompeo en una conferencia de prensa.
Fuentes:
Noriega toda la Verdad. Frederick Kemper –
Monografía “Invasión de Panamá” por Félix Puga Henríquez