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Focus: La atención en la Inteligencia Emocional

Focus: La atención en la Inteligencia Emocional

Focus: La atención en la Inteligencia Emocional En su libro “Focus: The Hidden Driver of Excellence”, Daniel Goleman aborda el tema de la atención y como la IE es fundamental.

Por Braulio Jatar

La inteligencia emocional se refiere a la habilidad de reconocer, entender y gestionar nuestras propias emociones, así como las emociones de los demás. Goleman argumenta que para lograr un alto nivel de atención, es necesario tener una buena inteligencia emocional. Esto se debe a que nuestras emociones y pensamientos pueden distraernos y alejarnos de nuestras metas y objetivos.

Focus: La atención en la Inteligencia Emocional

Por ejemplo, si una persona está distraída por una emoción negativa, como la ansiedad o la ira, puede ser difícil para ella concentrarse en una tarea importante. En cambio, si esa misma persona tiene una buena inteligencia emocional y es capaz de reconocer y manejar sus emociones, será más fácil para ella enfocarse en lo que realmente importa.

Además, Goleman argumenta que la atención plena, que implica estar consciente y presente en el momento, es una habilidad importante para mejorar la inteligencia emocional. Al estar más conscientes de nuestras emociones y pensamientos, podemos manejarlos de manera más efectiva y evitar que nos distraigan.

La inteligencia emocional y la atención están estrechamente relacionadas. La habilidad de reconocer y gestionar nuestras emociones nos permite enfocarnos mejor en nuestras metas y objetivos, lo que a su vez mejora nuestra capacidad de atención. Por lo tanto, el desarrollo de la inteligencia emocional es un componente clave para lograr la excelencia en cualquier ámbito de la vida, tal y como lo plantea Goleman en su libro “Focus”.

Toma nota de estos ejemplos:

  1. En el trabajo: Cuando estamos trabajando en un proyecto importante, es común que nos sintamos estresados o ansiosos por el resultado final. Si tenemos una buena inteligencia emocional, podemos reconocer estas emociones y manejarlas de manera efectiva para no perder la concentración. Por ejemplo, podemos practicar la meditación o la respiración profunda para calmarnos y mantener la atención en la tarea que estamos realizando.
  2. En el deporte: Los atletas de alto rendimiento suelen tener una gran habilidad para mantenerse enfocados durante una competencia. Para lograr esto, es importante tener una buena inteligencia emocional y saber manejar las emociones que pueden surgir durante el juego, como la frustración o el enojo. Los atletas también suelen utilizar técnicas de visualización para mantener la concentración y la motivación.
  3. En los estudios: Los estudiantes pueden beneficiarse de la fusión de la concentración con la inteligencia emocional. Por ejemplo, si están estudiando para un examen importante, pueden reconocer las emociones que puedan distraerlos, como la ansiedad o el miedo al fracaso, y manejarlas de manera efectiva. También pueden utilizar técnicas de concentración, como la meditación o la repetición de frases motivadoras, para mantener el enfoque y la motivación.
  4. En la vida cotidiana: En nuestra vida diaria, también podemos beneficiarnos de la fusión de la concentración con la inteligencia emocional. Por ejemplo, cuando estamos realizando una tarea en casa, como cocinar o limpiar, podemos mantener la atención y la motivación utilizando técnicas de concentración y respiración profunda. También podemos reconocer y manejar las emociones que puedan surgir durante la tarea, como el aburrimiento o la frustración.

La concentración con la inteligencia emocional nos permite manejar nuestras emociones de manera efectiva para mantener la atención y la motivación en cualquier ámbito de la vida. Al reconocer y manejar nuestras emociones, podemos mejorar nuestra capacidad de concentración y lograr mejores resultados en nuestras tareas.

Cinco capacidades emocionales y empresariales para el éxito + Vídeo (Braulio Jatar Alonso)

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Cinco capacidades emocionales

Autoconocimiento emocional o la conciencia de uno mismo

Es impensable el nivel de analfabetismo que tenemos sobre nosotros mismos. En páginas anteriores advertíamos del resultado de un ejercicio, en el cual pedíamos a alumnos que nos dieran cinco características que le fueran propias, incluyendo físicas, académicas y personales. Hay casos en donde, como indicamos, el tiempo del test termina y algunos no han podido a viva voz y frente al grupo reconocer las que identifican como rasgos propios.

       Llegamos a considerar  que  la prueba podría verse afectada por la vergüenza de reconocer en público algunas virtudes; por ejemplo, decir que «soy bonita», o defectos como «soy miedoso», y  optamos por hacer el experimento de forma  escrita, inclusive llenando la hoja sin poner nombre en ella. Los papeles son doblados después de terminar la consulta y entregados directamente a un asistente quien luego junto con otro, los desdobla y procede a leerlos. ¿El resultado? El mismo. Algunos regresaban sin completar el mínimo número exigido de características. ¿Lo dudan? Hagan la prueba a su entorno familiar o de amistades.

El autocontrol emocional o autorregulación

Ya hemos hablado del secuestro emocional y como somos rehenes de las emociones con tal grado de obediencia, que nos pueden lanzar al más horrible de los crímenes, aun en contra de nuestra voluntad racional.  Es indispensable tener en nuestra caja de herramientas, el utensilio que nos permita administrar las emociones. Un amor enfermizo es tan  peligroso como la ira descontrolada. El querer alocadamente se puede convertir en una patología igual de dañina que la gula, la codicia o la depresión.

       Es el auto control lo que regula nuestra temperatura emocional; es como una especie de termostato que tenemos instalado, pero muchas veces presenta un mal funcionamiento. Sin control de las emociones estamos a merced de ellas y sus consecuencias.  Hay quienes se pasan la vida pidiendo perdón, lo cual es éticamente válido, pero tal conducta denota una falta de ese instrumento regulador que nos permite prevenir en lugar de lamentar como reza también el adagio popular.

La automotivación

Juan estaba contento porque sus padres le habían obsequiado un vehículo, pero dos años después, sigue estacionado en el mismo sitio donde lo recibió como regalo. ¿Parece una tontería? Lo es, pero no es ciencia ficción es ciertamente lo que la mayoría hacemos con nuestras vidas. 

       Cuando nacemos en la medida que vamos creciendo nos vamos haciendo de todo tipo de sueños y metas. A la medida que pasa el tiempo, vamos posponiendo esos objetivos y cuando se nos acaban los días nos damos cuenta que el vehículo (la vida) que la providencia nos entregó lo hemos dejado  orillado todos los años de nuestra vidas. ¿Qué nos faltó?  La gasolina que en este caso es la motivación. La diferencia entre los que quieren algo y los que lo consiguen pasa normalmente por poner en marcha las acciones necesarias para alcanzar el objetivo. Hasta para ganarte la lotería tienes que comprar el boleto. Esto quiere decir que ni tan siquiera en los juegos de azar todo es suerte.

La empatía o reconocimiento de emociones ajenas

La empatía es la capacidad cognitiva de percibir lo que sienten los demás .Es ponerse en los zapatos del otro. La justicia como valor es el principio moral de cada persona que decide vivir dando a cada quien lo que le corresponde. En este sentido para ser justo, la empatía es la pieza que engrana el resto. Tanto para juzgar a alguien como para entenderlo, hay que hacer uso de esta habilidad. Nada  nos hace más justos que la empatía, ella nos compromete con  el sentir ajeno.

Cuando hemos hablado de este tema con nuestros alumnos, realizamos un ejercicio para reforzar la idea. Le pedimos a un estudiante que se coloque en un pupitre con la mano extendida como haría un indigente pidiendo una ayuda. El resto del grupo debe pasar por el frente y decidir si le da o no dinero.  La decisión se toma con la misma rapidez con la que sucede en la vida real. Cada uno de los que avanza en la fila debe argumentar la razón por la que acepta o niega el socorro.  En la mayoría de los casos surgen respuestas como “debería buscar trabajo”, “no le doy dinero porque seguro lo usa en drogas” o “no alimento la holgazanería”. Por otra parte, hay quienes le dan porque lo consideran lo moralmente apropiado o por lastima. Lo cierto es que en  la sentencia que dictamos no se detiene a oír al sentenciado. No sabemos si ha estado buscando trabajo o nunca ha consumido droga en su vida. Simplemente decidimos lo que nos conviene y para eso nos hacemos de argumentos que justifiquen nuestra conducta. Al hacer esto nos alejamos de la empatía y nos colocamos en el egoísmo o en el egocentrismo. Es decir, salimos de una capacidad extraordinaria para atender la necesidad ajena, para entrar en el defecto de comportarnos como a quien no le importa el prójimo.

Extracto del libro Inteligencia emocional en situaciones extremas de Braulio Jatar Alonso

SEGUNDA PARTE COMPETENCIAS PARA EL CAMBIO

Iniciativa. La competencia más importante en una época de transformación. Tiene que ver con la capacidad de emprendimiento de las personas y socialmente está muy poco desarrollada en España, en comparación con los países de su entorno económico. Se trata de convertir ideas en acciones, asumiendo riesgos. Las personas con iniciativa actúan más de lo que se espera de ellas, están más motivadas, suelen anticiparse a los problemas y detectan oportunidades antes que sus competidores.
Flexibilidad. Es la habilidad de cambiar cuando es preciso y es el extremo contrario de la rigidez. Tiene que ver con la capacidad de las personas para reaccionar de forma positiva ante situaciones imprevistas. En lugar de resistirse al cambio son capaces de adaptarse, igual que varían su actitud cuando las evidencias les demuestran que están equivocadas.
Optimismo. Se traduce en una visión positiva ante el entorno y los acontecimientos (basada en los trabajos de Martin Seligman sobre la psicología positiva). El optimismo se cultiva, al contrario de lo que sucede en muchas empresas, en las que se penaliza el fracaso. Por el contrario, el optimismo impulsa a las personas a aprovechar las oportunidades y superar los contratiempos, sin desanimarse ante los obstáculos.
Resiliencia. Es otra de las competencias emocionales que más valoran los responsables de reclutamiento en las empresas. La resiliencia ayuda a las personas a enfrentarse a situaciones estresantes, fallos o frustraciones como si fueran retos, logrando incluso salir fortalecidas tras hechos adversos. Se trata de pensar que llegará algo mejor, sin que la tensión del ambiente se traslade al entorno laboral, evitando sentimientos de frustración, miedo u odio. No es posible frenar los acontecimientos, pero sí enfrentar lo que sucede, aunque sea complejo. Así, las personas resilientes comprenden y manejan mejor sus emociones, como un mecanismo de autoprotección. La resiliencia ayuda a tener control ante lo que ocurra en el entorno, mantener la autoestima, reducir la ansiedad o las posibilidades de ira o depresión.
Trabajo en Equipo. Los líderes tienen por delante el reto de “reinventar” las empresas. Eso implica innovación, pero no es posible innovar a solas. Es preciso abrir el número de participantes para lograr una transformación de éxito y eso implica preparar a las personas para el trabajo en equipo, cada vez más en remoto. Se trata de trabajar en común para alcanzar objetivos compartidos. Las empresas se están centrando en instruir a sus equipos en las herramientas y los conocimientos digitales para trabajar en remoto, pero olvidan que aplicar esta competencia emocional ayuda a que las personas compartan proyectos, información y recursos; promueve un clima laboral más productivo a través de la cooperación y la creación de sinergias; permite a las personas resistir mejor ante situaciones de presión y que no se colapsen; y fortalece el sentimiento de pertenencia a la organización, entre otras ventajas

El disparo emocional (La falacia Ad Hominiem)

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Por: BRAULIO JATAR ALONSO PROFESOR DE INTELIGENCIAS PARA EL ÉXITO

EL DISPARO EMOCIONAL

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La expresión “hay amores que matan” refleja el poder implícito en las emociones, aun entre las más hermosas de ellas. Ya hemos reseñado como los celos, asociados a un mal entendido, convierten a los amantes en asesinos. La palabra, así como todo lo que pueda ser captado por nuestros sentidos, se convierte también en un disparador que debe ser controlado. En cuántas discusiones vemos a la pareja lanzándose frases de un lado al otro, al igual que un par de vaqueros en duelo en medio de una calle del lejano Oeste. En lugar de balas se disparan descalificaciones e insultos de los denominados ad hominen, que escalan hasta el nivel de dañar para siempre la relación o, en el mejor de los casos, obligar al arrepentimiento con el consecuente perdón.

       El disparo emocional es tan letal como el de un arma de fuego. Cuando activamos en la otra persona su sistema de defensa ante el ataque, se hace previsible que  encontremos el choque de dos elefantes de frente cada uno empujando con todas sus fuerzas a quien lo reta. Una mirada displicente o retadora, al igual que una palabra hiriente es una bala disparada a un receptor que tiene tres opciones: devolver el disparo, apartarse de la línea de fuego,  o desestimarlo. Tal y como en el caso del par de vaqueros, el peor camino es el que conduce al reto y ante este escenario lo más recomendable es retirarse (físicamente) o desatenderlo (emocionalmente).

INSULTOS O AD HOMINIEN O LA FALACIA AD HOMINIEN

Ataques Ad Hominien

La falacia ad hominem tiene su base en el desvío de la discusión a terrenos distintos al tema en discusión. A los terrenos de las cualidades personales que no tienen relación con el tema y la argumentación. Es falacia en cuanto al desvío del tema con argumentos que no tienen relación con él. Los calificativos con que se describe a la persona son independientes de las argumentaciones que ella hace.

«… esta incompetente bocagrande, maleducada, que comercia mierda, toma un lado, ignora al otro y luego habla desde una plataforma más santa que tú, como si estuviera en una conferencia … Eres una mentirosa, una actriz aspirante barata, superficial, fallida, en el ámbito diplomático …»

Hay personas que tienen la virtud de esquivar los ataques. Son capaces de no aceptar que sus emociones se impongan sobre su racionalidad. Saben que el mejor pleito es el que se evita, como lo señala la expresión popular. En cada grupo hay quienes se destacan por esta capacidad tipo teflón, de refractar lo que le tiren encima, un insulto lo convierten en risa, una mirada agresiva en una esquiva y el ataque personal en un “tranquilo mi pana, yo no vine a pelear”. 

       Algunos creen que esa conducta es cobarde, cuando  en realidad es un acierto desde todo punto de vista. Quienes así actúan lo hacen convencidos que en la relación o análisis de costo-beneficio son vencedores y los hechos les dan la razón. ¿Nuestra recomendación? Copien y aprendan de los que actúan bajo esa forma de control, ellos son los inteligentes emocionales, los otros posiblemente estén ahora en una tumba.

¿Cómo podemos controlarlos?

PIRAMIDE DE LA ARGUMENTACION

Una vez identificados los disparadores emocionales, podemos iniciar el camino para aprender a manejarlos. Ser consciente de que estamos respondiendo a un desencadenante emocional concreto es el primer paso para ponerle freno. Si uno reconoce además esos disparadores, será capaz de tomar el control de sus sentimientos y evitar, al mismo tiempo, culpabilizar a los demás de sus reacciones o justificarlas constantemente. Nosotros somos los principales responsables y tenemos la capacidad de dejarnos enredar de nuevo por esa emoción o dejarla ir.

Extractos del libro : Lecciones de Inteligencia emocional en situaciones extremas de Braulio Jatar Alonso

Rehenes y vampiros emocionales (Inteligencia Emocional en situaciones extremas)

que es un vampiro emocional y como reconocerlo 6299 orig

3/a Rehenes y vampiros emocionales

Las emociones son producto de nuestra evolución como seres humanos.  La forma como nuestro cerebro se ha ido desarrollando por miles de años las coloca en un lugar privilegiado en nuestro sistema de respuestas, sólo antecedido por el cerebro denominado reptil. Es por tal condición, que somos vulnerables a su influencia por encima de la racionalidad apareada con la neocorteza. Es esa condición de nacimiento previo de las emociones, la que nos hacen particularmente vulnerables a ellas, ya que se encuentran como haciendo de relleno de un emparedado, en  donde en una tapa se encuentra el cerebro básico y en la otra el sistema neocortical.

       Entre esas dos rebanadas tenemos al sistema límbico, que atesora las emociones y actúa de forma intermedia entre la respuesta reptil diseñada para manejar la supervivencia desde un sistema binario: huir o pelear, y la derivada de la neocorteza, donde se presentan los procesos mentales superiores como el lenguaje y la matemática, por solo identificar unos. 

       Cuando  se origina un evento, un acto, una palabra o un pensamiento  el sistema límbico se activa y genera una emoción que resulta en un impulso para la acción. Ese accionar puede producirse fuera de nuestro ámbito de control, convirtiéndonos en rehenes de un secuestro emocional. Son muchos los casos donde emociones básicas pero poderosas atrapan a sus víctimas y los llevan a cometer los más brutales actos para luego liberarlos cuando es demasiado tarde y el agresor se descubre arrepentido. En los medios de comunicación nos topamos regularmente con informaciones que evidencian cómo las emociones matan tanto como la droga o el alcohol, en los denominados crímenes pasionales.

       El 10 de mayo de 2017 se relataba el asesinato de tres niños  del área metropolitana de Caracas, cuando la pareja de la bisabuela en un arrebato de celos, lanzó un cubo de gasolina a la habitación en que dormían los pequeños al ver  a la madre conversar con un amigo. Ese solo evento, verla hablando con un amigo,  desencadenó en el agresor, secuestrado emocionalmente, un arrebato de ira de tal magnitud que lo llevó arrastrado emocionalmente hasta donde estaba el recipiente, luego al depósito de gasolina, llenarlo y trasladarse hasta la habitación donde asesinaría a tres inocentes vidas.

       En otro arrebato de celos, un funcionario de la policía científica de Venezuela, quien tiene que haber pasado por varias pruebas sicológicas para alcanzar el cargo policial, mató en la ciudad de Mérida a un compañero por celos. El relato espeluznante de la prensa es el siguiente: “El autor material del crimen, un detective jefe, confesó a las autoridades que el pasado sábado llegó a su casa y vio a su esposa acostada con otro detective. El funcionario homicida relató que al ver el hecho agarró su arma y le disparó en múltiples ocasiones a su compañero de trabajo. Después de acribillarlo a tiros, lo desmembró y prendió fuego a los restos en la parte trasera de la vivienda. Para tratar de ocultar la escena metió las partes óseas en una bolsa y las lanzó al río Chama. Los restos de la víctima no han sido encontrados, pero las autoridades siguen la búsqueda del ‘paquete’ en el afluente del cuerpo de agua.  Funcionarios de la Dirección Nacional de Homicidios de la policía científica continúan las investigaciones con base en las declaraciones dadas por el homicida y su esposa”.

       También, el 15 de junio en el 2017  se reseña el caso del asesinato de un disparo de escopeta en la frente de un técnico en refrigeración en momentos en que la víctima se encontraba en la manzana E-11 de la Urbanización Tricentenaria de Araure visitando a la ex pareja del supuesto homicida. Versiones policiales indican que el trabajador estaba saliendo de la residencia de una dama, cuando se apareció el exmarido de esta, y sin decir una sola palabra sacó una escopeta con la que le disparó directo al rostro de  quien murió en el sitio. 

       Los eventos narrados nos muestran el dramático resultado del arrebato de las emociones, y como un evento sobrevenido cambia el destino en fracciones de segundos de todos los involucrados. Estas explosiones pasionales que nos llevan a la locura temporal, son atribuidas al poder que el sistema límbico ejerce sobre nuestro cerebro de tal forma que la racionalidad queda aplastada por la pasión que secuestra nuestra conducta y la empuja hacia el precipicio de la irracionalidad.

       Ese arrebato incontrolable es al que Daniel Coleman ha denominado asalto emocional y nosotros hemos preferido calificar como secuestro emocional.  Sabemos que secuestro es la privación ilegítima de la libertad de una persona. Nosotros preferimos este concepto porque hace más ilustrativo el estado de sumisión en que se encuentra la neocorteza, la parte pensante del cerebro, ante la furia de los otros dos cerebros, el límbico y el reptil.

       Es posible  imaginar la obnubilación del funcionario policial, cuando  encuentra a su esposa con un amigo en la cama. En ese instante, la ira producida por los celos, toma control de cuerpo y cerebro  generando una  reacción química en cadena que provoca una alteración mental y física que deja en manos de la irracionalidad los mandos de nuestra conducta. Es como si una fuerza externa tomara el control remoto de nuestra vida por un instante y apagara un individuo, para encender otro totalmente distinto.

       El escritor español Francisco Ayala ha dicho con acierto: “Nada debe turbar la ecuanimidad del ánimo; hasta nuestra pasión, hasta nuestros arrebatos deben ser medidos y ponderados”. 

       Sometidos a un ataque emocional, es cuando más obligante se hace el autocontrol como parte de las competencias que corresponden a la inteligencia emocional. En el capítulo correspondiente, hablaremos de estas aptitudes tan indispensables para hacer la diferencia entre lo catastrófico y lo emocionalmente inteligente.

       Pero, ¿quiénes son los vampiros emocionales? Hay quienes dicen que las emociones son energía, otros las definen como reacciones psicofisiológicas. El Taoísmo, habla de cinco emociones primarias relacionadas con los principales órganos internos: la alegría al corazón, la cólera al hígado, el miedo a los riñones, la tristeza a los pulmones, y el pensamiento ansioso al bazo. En todos los casos se presenta una acción que suma o resta en la interacción con otras.  Las energías que fluyen de forma positiva o negativa hacen la diferencia en nosotros y nuestro entorno.   Muchas veces vemos a una especie de   antílope rodeado de hienas que saltan a la yugular de la energía emocional dejando a su presa sin fuerzas.

       En su libro Vampiros emocionales, el doctor Albert J Bernstein pregunta a sus lectores: “¿Alguna vez has sentido cuando estás en presencia de ciertas personas, o una en concreto, como que estás sin fuerzas, con sensación de peligro, pero que no puedes alejarte de esa persona o personas? ¿Has experimentado alguna vez la desazón de sospechar que cuánto más tiempo concedes y consientes a esa persona, aparentemente dulce y hasta entrañable, más va a tomar el control de tu vida y menos capacidad de reacción y fuerza de voluntad vas a disponer tú, dependiente de sus caprichos?”

       El psicólogo clínico y periodista advierte que el vampiro emocional no busca tu sangre, como el mitológico personaje de novela de terror; sino que busca y consume tu energía. Te busca para descargar toda su negatividad y todos sus problemas encima de ti, pero sin ningún propósito de enmienda, es decir, es la típica persona que te envuelve, te absorbe, te manipula, se desahoga, y luego se va, dejándote totalmente debilitado y agotado anímicamente. El vampiro emocional no tiene intención de cambiar y mejorar su situación, simplemente quiere recargar su batería y dejarte a ti apagado o “fuera de cobertura”.

       Los  rehenes son víctimas y por el contrario, los  vampiros son victimarios. En ambos casos las emociones son las armas. Estos impulsos para la acción son como la luna con un lado brillante y el otro oscuro, dependiendo de nuestra capacidad para gerenciar sus efectos. Cuando usas las emociones para construir a tu alrededor un ambiente que permita el alcanzar los objetivos propuestos, conviertes en herramienta de desarrollo personal, lo que para otros es un arma destructiva.

       Es fácil entender que si las emociones te controlan estarás a merced de ellas y de quienes las usen en tu contra. Pasa lo mismo que con el poder de la palabra, como veremos cuando revisemos nuestra Fórmula P+E+P, que nos permite hacer del verbo un utensilio para edificar puentes con el resto de las personas o, por el contrario, usarlas para dinamitar los canales de comunicación con estas.

       Las emociones tienen un poder propio que es peligroso. Eso hace indispensable ejercitar nuestras reacciones con antelación para evitar sucumbir ante el azar. Es como entrenar en un polígono de tiro para evitar disparar a las figuras inofensivas. 

Extracto libro de Inteligencia emocional en situaciones extremas

La poca inteligencia emocional de Einstein, Jobs y Hawkins + Vídeo

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La peculiar vida familiar de Albert Einstein se puede calificar de cercana a lo disfuncional. Su hija, producto de su primera unión, fue abandonada de tal forma que no se conoce su destino. Sólo unas cartas en los años ochenta del siglo XX develaron su existencia. Y con relación al último hijo del  matrimonio, al ser diagnosticado con esquizofrenia, de dice que no supo más de su padre. Al final, Einstein se casó con una prima con la que no tuvo descendencia alguna.

       Otro ejemplo de inteligencia concéntrica es la del famoso fundador de la muy exitosa marca Apple. Steve Jobs, al igual que Einstein, alcanzó el estado de negación con su primera hija, también producto de su primera relación. Ambos genios tenían el mismo déficit de otra inteligencia, no la cognitiva, sino una que hace más humana la vida y aún no se ha inventado una máquina maravillosa que la pueda sustituir: la emocional.

       La relación de Jobs con Lisa, su propia hija, es digna de un estudio completo de trastornos de personalidad. Hasta su adolescencia, Lisa llevó solo el apellido de su madre, Chrissan Brennan, quien conoció a Steve cuando ambos cursaban la enseñanza media en California. Jobs, simplemente, se negó a la realidad de  ser padre y abandonó a su esposa y al fruto de la relación de ambos. 

       El creador de Apple tenía 23 años, la misma edad de sus padres biológicos cuando lo  abandonaron en adopción.  El 17 de mayo de 1978, Brennan tuvo a su bebé. Jobs llegó días después y ayudó a ponerle nombre: Lisa Nicole Brennan. Después se desentendió. Jobs se negó a reconocer a su hija y obligado a realizarse un test de paternidad que dio positivo, el fundador de Apple firmó un documento asumiendo que era el padre.

Cuando Lisa cumplió ocho años la relación con su padre renació, aunque  siempre  con los  altibajos de  quien no se pudo recuperar por completo del  abandono de sus padres biológicos. Jobs, contrario al método de ensayo y error o prueba del mundo de las ciencias, consistente en probar una alternativa y verificar si funciona, repitió con su primera hija los errores de sus padres con él mismo, sin corregir la falla. Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis, o Karl Jung, el descubridor de los arquetipos humanos, soñarían con un caso similar para probar sus tesis.

Pero ser un buen científico no garantiza ser un buen hombre, ni tampoco, claro, ser feliz. Por eso, hemos de insistir en que la inteligencia es más que saber matemáticas, física o ser un genio del conocimiento; además, es la suma de todas las herramientas para sortear todas las pruebas a la que te somete la vida.

       Tampoco Steven Hawkins, considerado por muchos el hombre vivo más inteligente (2017), presenta una vida familiar ejemplar. En su autobiografía «My brief history», el astrofísico víctima desde joven de una terrible enfermedad degenerativa de sus facultades físicas, vierte sus propias reflexiones acerca de la estrecha relación que mantuvieron su mujer y su amigo mientras todos vivían en el hogar conyugal. Un triángulo amoroso que, en un principio, le pareció lógico porque «quería que alguien los mantuviera a ella y a los niños cuando yo no estuviera», pero que con el tiempo fue suscitando agrios celos. «Fui sintiéndome más infeliz por la relación cada vez más estrecha que existía entre Jane y Jonathan. Al final no pude aguantar más la situación y en 1990 me mudé a un piso con una de mis enfermeras», dijo el científico más «inteligente» del planeta,  y el matrimonio puso fin a su relación de 25 años

       Tres grandes genios, tres grandes fracasos en sus relaciones con sus parejas, en algunos casos con sus hijos y seguramente con sus amigos. Por menos que eso más de uno se ha suicidado, aunque a los genios siempre les queda su maravilloso trabajo.

Extracto del libro Inteligencia Emocional en Situaciones Extremas de Braulio Jatar

Dios interno Dios Externo: En la física nuclear la fusión de la fuerza forman un núcleo más pesado.

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Dios interno Dios Externo: En la física nuclear la fusión de la fuerza forman un núcleo más pesado.

Para algunos religiosos  Dios creó todo lo que conocemos en siete días de manera milagrosa; sin embargo, la ciencia trata de explicar el origen del Universo a través de la teoría del Big Bang o gran explosión. De forma sencilla, esta teoría señala que durante el primer segundo o menos del Universo, se formaron los protones, los neutrones y los bloques constituyentes de los átomos. Cuando los fotones (partículas mínimas de energía luminosa) chocaron y convirtieron su energía en masa, se produjo un cambio de temperatura que fue solidificando esa energía en materia. Y desde entonces el Universo no ha dejado de expandirse.

A tal conclusión se ha llegado poniendo la película del crecimiento del Cosmos a la inversa, es decir: que de lo inmenso se llega a lo ínfimamente pequeño; y, esa unidad o singularidad imperceptible, es un punto de materia que al explosionar, produjo el Universo  que aún sigue en crecimiento.

Para textos como la Biblia la explicación es bastante más simple, casi un cuento para niños: Día uno; Dios creó Noche y el Día; en el dos; le tocó al Cielo y Mar; en el tres, hizo surgir la Tierra y Vegetación; en el cuatro, Estrellas, Sol y Luna; en el cinco, surgieron el  Mar junto con criaturas, incluyendo peces y aves; en el seis, animales y la Humanidad; y en el siete y último, se produjo el descanso de la Creación, la cual se había completado en tan sólo seis enigmáticos y primigenios días. Las fuerzas del Todopoderoso hicieron todo el universo.

Para Stephen Hawking, quien a decir de muchos es la persona viva más inteligente (2017), el Universo se creó solo, absolutamente solo; es decir: se dio origen a sí mismo, lo que en teología  se denomina creatio ex nihilo, o sea  nació de la nada, no necesitó creador, porque no existía tiempo en el que existiera. El Universo, antes del famoso Big Bang era un infinitesimalmente pequeño e infinitesimalmente denso agujero negro. No existía el tiempo, ni la materia, ni la energía, todo se creó tras el Big Bang, no se puede ir más atrás porque no existía nada antes de esa explosión originada por la fusión de fuerzas. Es decir que cuando hablamos de energía hablamos de fuerza, y cuando hablamos de fuerzas hablamos del Todopoderoso. Las cosas en física y religión se empiezan a parecer.

En la física nuclear la fusión de la fuerza es el proceso por el cual varios núcleos atómicos de carga similar se unen y forman un núcleo más pesado. Simultáneamente se libera o absorbe una cantidad enorme de energía, que permite a la materia entrar en un estado plasmático, es decir propiedades diferentes de las de los sólidos, líquidos y gases, por lo que es considerado como otro estado de la masa. En el caso más simple de fusión, en el hidrógeno, dos protones deben acercarse lo suficiente para que la interacción nuclear fuerte pueda superar su repulsión eléctrica mutua y obtener la posterior liberación de energía. En la naturaleza ocurre fusión nuclear en las estrellas, incluido el Sol. En su interior las temperaturas son cercanas a 15 millones de grados Kelvin. Por ello a las reacciones de fusión se les denomina termonucleares. La fusión de fuerzas a la que hacemos referencia en este libro es la que se logra con la integración del Dios interno con el Dios externo. Su integración produce otro estado en ti, uno superior, una iluminación de tus capacidades y virtudes.

Independiente de la postura que usted tenga, a las que podemos sumar unas cuantas más, lo absolutamente irrebatible es que un órgano como el que usted tiene en su cabeza   -suponemos-,  al que llamamos cerebro, que no pesa más de 1.5 kilos, y con un volumen de 1130 cc en mujeres, y 1260 cc en hombres, es capaz de producir ideas y realidades que nos permiten especular hasta en algo tan infinito como Dios o el Universo, con tal capacidad creativa que ha convertido lo inalcanzable en realidades.  Y es ese órgano, diminuto en tamaño pero inmenso en potencial sabiduría, el que nos enfrenta a la interminable dicotomía entre el saber irrefutable y la adoración al ser celestial que paradójicamente, no pueden someter a ningún método científico de comprobación.

El ver y el creer se juntan en esta maravillosa masa que nos permite a través de nuestros pensamientos, lograr respuestas tan contradictorias unas de las otras, y que hace casi imposible comprender cómo esa masa amorfa con más de 100 billones de células nerviosas, mayoritariamente células gliales y neuronas, puedan explicar lo que existe y adentrarse en lo que no existe o pudiera no existir pero aun imaginar. 

Esta pieza  tiene una capacidad de tal magnitud que, como veremos más adelante cuando hablemos de niños prodigios, advertiremos como la inteligencia, entendida como  capacidad de resolver problemas o desarrollar habilidades, trasciende a un aprendizaje previo y, es posible tocar piano con absoluta versatilidad siendo un niño de cinco años sin nunca haber tenido contacto con una  partitura, es decir un cerebro con conocimiento ex nihilo. ¿Existe una inteligencia cósmica que nos rodea  y que logramos hacer nuestra a través de conectores similares a las que comunican a las neuronas? O, por el contrario, esa sabiduría universal, ¿es la expresión del Dios externo, que se hace presente en distintos momentos y espacios?

Niños capaces de llegar a este mundo sabiendo matemáticas; hablando varios idiomas o tocando con destreza el violín; sin haber tenido contacto anterior con el álgebra; los instrumentos musicales o con un libro sagrado como el Corán y la Biblia; y, sin embargo, pueden recitar todo o parte de su contenido, ¿son en realidad la alineación de las fuerzas externas con la interna? ¿Cómo podemos explicar este fenómeno sin intuir que existe en ellos algo previo a su propia conciencia, pero que se desarrolla dentro de su propio ser?  

Nuestra forma de ver el principio del Universo, es similar a una interrogante tan simplona como incontestable: ¿qué fue primero el huevo o la gallina? No importa cuántos razonamientos científicos, racionales o lógicos hagamos de un lado o del otro, al final la respuesta no va a satisfacer a todos a pesar de que estamos hablando de algo que simplemente va a terminar en una sopa o como desayuno.

Y, es así, porque todo inicio empieza con la palabra principio y un debate parecido al pleito entre niños o parejas cuando aquello de “él empezó”, que arranca una rueda girando dentro de una espiral de conjeturas que llevan el debate a una historia sin comienzo y, en consecuencia, con difícil final. Preguntarnos cuando empezó todo, es abrir las puertas a un debate de larga oxigenación: ¿qué día nos empezamos a amar?; o ¿qué día nos dejamos de querer? Siendo una pregunta espacio temporal  entre tan sólo dos personas, y no tiene una respuesta coincidente. De igual forma, nos podemos preguntar sin respuesta posible: ¿cuándo y cómo se descubrió la rueda?; o ¿quién, cuándo y cómo llegamos a controlar el fuego? Preguntas que deberían tener una respuesta precisa y no la tienen, hace posible pensar que cuando hablamos de la energía interna y externa que se nos da y que rodea nuestra existencia, tampoco podemos responderla sin dudar en sus conclusiones y efectos.

Al igual que el huevo y la gallina, las interrogaciones relacionadas con el principio y el fin de todo, no tienen respuesta definitiva. En el caso de la Biblia cuando nos señala que Dios se tomó seis días en crear todo lo que existe, es fácil preguntarse: ¿por qué, quien tiene todo el poder del universo, no lo creó en un solo día, o en un chasquear de los dedos?; ¿qué días eran esos, si todavía en el primero no se habían creado el Día y la Noche? Tales preguntas nos llevan a un interminable debate, que sólo tiene una respuesta en nuestra afirmación: ¡creer para ver! No hay otra forma de resolver la ecuación existencial.

Ya dijimos con sobradas razones que, dentro de la espiral sin fin de la rueda de las conjeturas girando a toda velocidad, a cada respuesta volvemos a una nueva pregunta. A la teoría de la gran explosión viene la interrogante a los científicos: ¿Cómo se originaron los protones, los neutrones y los bloques constituyentes de los átomos que produjeron el evento inicial?; y a los creyentes, por su parte, les corresponderá responder: ¿Quién creó a Dios? Ambos quedarán mudos.

Nosotros, en este modesto libro, no venimos a discutir lo que puede ser debatido por los siglos de los siglos; por el contrario, venimos a confirmar lo que es sabido por siempre: existe una energía externa y una interna dentro de cada uno de nosotros. También decimos que, en la medida que la sabiduría avanza, el mismo Dios se achica: basta leer con cierta frescura los pasajes iniciales de la Biblia en su libro del Génesis, para darnos cuenta de que el fruto prohibido era el proveniente de la sabiduría: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos y deseable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” .

Pero también es cierto que en dónde la ciencia no llega, se posa Dios con total dominio. Es como aquello de la eterna lucha entre el Bien y el Mal; es la disputa entre la religión y la ciencia; y, es así como se nos va el tiempo; en un ir y venir de argumentos que nos llevan a nuevas preguntas y que, al final, en ambos lados se quedan sin respuestas; como ya hemos visto, es la rueda girando sin fin dentro de la perpetua espiral de las conjeturas humanas.

Libro Dios Interno Dios Externo de Braulio Jatar Alonso

El secreto de los dioses para negociar y tomar decisiones Por: Braulio Jatar Alonso

Libro el secrero de los diioses version ninoestante

APRENDE A NEGOCIAR

El secreto de los dioses para negocia y tomar decisiones empieza con estas recomendaciones:

Averiguar lo que el otro quiere antes de negociar

Usa lenguaje corporal para con las personas

El secreto de los dioses para tomar decisiones

Los Espartanos tenían un gobierno compuesto de una asamblea de treinta miembros con veintiocho “gerontes” o ancianos, y dos reyes

Antes de actuar evalúa:

1.- Probabilidad de que el evento ocurra y

2.- Consecuencias si el hecho se produce.

Cuando usas listas de comprobación y la repetición para perfeccionar tus habilidades, no solo buscas el éxito, también reduces tus probabilidades de fracaso. Recuerda, los dioses están siempre lanzando sus dados y tu vida es parte del juego.

Guarda los objetos en el cesto de objetos, no los mezcles con el de objetivos. Cuando los mortales transforman el objeto en objetivo, convierten la materia en deseo.

Cuando usas listas y la repetición para perfeccionar tus habilidades, no solo buscas el éxito, también reduces tus probabilidades de fracaso

Los familiares lloran la tragedia, los “dioses del cielo” la estudian.

Cuando te enfrentes a un fracaso, tragedia o problema, estás obligado a buscar soluciones para evitar el mismo pasado en el próximo futuro

TAMBIEN LEER Dios interno-Dios externo: No es ver para creer… es creer para ver

Vídeo: Inteligencias para el éxito experimento en clases sobre la energía interna y la externa (Dos “dioses”)

CLASES IE BRAULIO JATAR

Clases de Inteligencias para el éxito

El profesor dice que existen dos energías una interna y otra externa, que él ha denominado “dios interno y dios externo”, y agrega que en la medida que se hace crecer la fuerza interna, en esa misma intensidad se juntan para armonizar una fuerza superior. Un alumno levanta la mano y refuta diciendo: “No creo que el cuerpo tenga energía” . De inmediato anotamos en pizarra tres frases: 1.- Los seres humanos aportan un 10% de la energía térmica en el planeta 2.- Nuestro cuerpo expide una energía equivalente a una bombilla de 100W y 3.- Somos un 97% polvo de estrellas.

Esto ultimo se explica de la siguiente forma: “Esto quiere decir que todo nuestro ser, nuestros átomos y los átomos de todos los seres vivos que pueblan, poblaron, o llegarán a poblar alguna vez la Tierra están hechos de los desechos de estrellas antiguas que murieron hace miles de años

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En emergencias respondes con decisiones naturistas ¿Qué son? Por Braulio Jatar Alonso

asiento salida

En nuestros libros se destaca que, en una situación de emergencia es posible que un piloto no sobreviva, si aplica rigurosamente modelos analíticos a cada decisión tomada, ya que no hay suficiente tiempo para analizar todas las opciones. “En estas circunstancias, debe intentar encontrar la mejor solución posible para cada problema. Durante las últimas décadas, la investigación sobre cómo las personas realmente toman decisiones ha revelado que, cuando están presionados por el tiempo, los expertos que enfrentan una tarea cargada de incertidumbre primero evalúan si la situación les resulta familiar”- nuestro manual continua- “los expertos toman la primera opción viable que pueden encontrar. Si bien puede que no sea la mejor de todas las opciones posibles, a menudo produce resultados muy buenos”.

Los términos “naturalista” y “toma de decisiones automática” se han acuñado para describir este tipo de acciones. Se trata de un tipo de toma de decisiones reflexiva que se basa en la formación y la experiencia, y se utiliza con mayor frecuencia en tiempos de emergencia cuando no hay tiempo para practicar la toma de decisiones analíticas. La toma de decisiones naturalista o automática mejora con la capacitación y la experiencia, y un piloto se encontrará utilizando una combinación de herramientas de toma de decisiones que se correlacionan con la experiencia y la capacitación individual.

Practica, practica y más practica te lleva a respuestas automáticas exitosas. El entrenamiento, el simulador, la experiencia, la repetición de respuestas ante la eventualidad de eventos catastróficos le permitieron  al capitán Sully en solo  22 segundos analizar la situación desde el impacto de las aves en la aeronave (15:27:11), hasta su declaración de emergencia (15:27:32) y solo dos minutos en tomar la decisión correcta. (15:29:28).

Existe un aparente consenso entre los expertos de ciencias como la sicología y neurociencia, de que los mortales tienen dos sistemas mentales para tomar decisiones: El denominado “Sistema 1” encargado de las “decisiones automáticas”, esas que sin los humanos razonar, les resuelven sus problemas y también lo califican como “sistema de toma de decisiones por defecto”. El sistema automático lleva a los humanos a beber en exceso pero también, con suerte, los transporta totalmente borrachos hasta sus casas sin que mueran o asesinen a otros en el intento. A la mañana siguiente, nada recuerdan, su “piloto automático” se encargo de ellos. Por el contrario el llamado “sistema 2”, está conformado por las “decisiones conscientes”, donde se valoran cada uno de los argumentos. Estas “decisiones meditadas” se forman en la corteza cerebral, la parte mas moderna del cerebro humano y responsable del pensamiento abstracto, la planificación, las artes y las ciencias. Este método racional, pensado y razonado, está supuesto ser el más eficaz, pero se hace necesario aclarar que ni siempre es acertado ni mucho menos “consciente”, hay infinidad de casos, en los cuales, el análisis alargado en la toma de decisiones o la incorporación de emociones en el proceso, producen el efecto contrario.