
Mi experiencia: A Maduro se le tiene que derrotar en su propio territorio.
Por : Braulio Jatar Alonso ( El Tiempo Latino)
Por años la oposición venezolana auténtica—no la que ha sido cómplice necesario de la dictadura—hemos enfrentado con todas sus consecuencias esta tiranía que se ha llevado por delante vidas, libertades, institucionalidad, separación de poderes y la política democrática, robando elecciones y persiguiendo opositores.
En estos días el mar Caribe se llena de embarcaciones de guerra de la armada de Estados Unidos, con aviones, helicópteros y submarinos. Desde el lado de Maduro, que hasta hace poco vociferaba “vengan por mí, cobardes”, ahora se reduce a una súplica pidiéndole al presidente estadounidense que lo oiga—una vez más para negociar tiempo. Pero como sabemos en el Departamento de Estado, miles de páginas recuerdan lo inútil de las contemplaciones y diálogos desde Obama hasta los tiempos actuales.
La ONU, la OEA, el Grupo de Lima, la mediación de Noruega, paneles de expertos de organismos internacionales, así como las ONG de todos los ámbitos y geografías han condenado al régimen. La oposición lo ha derrotado en todos los escenarios posibles, sin concretar una sola solución negociada. Para derrotar al régimen de Maduro tiene que hacerse en su patio, en su “campo de batalla”, en su territorio, tal y como se hizo el 28 de julio. Pero ahora hay que ejecutar, como lo hacen los tribunales, con poder coercitivo la victoria.
Mi experiencia personal lo confirma
En 2016 fui secuestrado por el SEBIN cuando me dirigía en mi vehículo al programa de radio que hacía todos los sábados. Dos funcionarios de la policía política me interceptaron: “la jefa quiere hablar contigo cinco minutos”. Esto se convirtió en cinco años de diversas cárceles y distintos niveles de privación de libertad.
¿He podido escaparme? Sí, muchas veces. En arresto domiciliario y luego confinamiento en la isla de Margarita, tenía libertad para caminar desde mi hogar hasta la marina del antiguo hotel Hilton. Allí me resultaba sencillo abordar una embarcación de cualquier tamaño para salir rumbo a la libertad.
Pero decidí quedarme y dar la batalla en el propio terreno del régimen. Seis meses de juicio oral, con testimonios falsos de policías convertidos en esbirros inmorales, no pudieron derrotar la fuerza de nuestra estrategia legal.
Luego de 26 audiencias, un 10 de septiembre de 2021—exactamente cinco años después—logramos sentencia absolutoria con tal contundencia que el Ministerio Público no apeló, aceptaron su derrota. Después de luchar porque se cumpliera con lo ordenado por el tribunal, me entregaron mi pasaporte el día de la muerte de mi hermana menor, el 17 de junio de 2022.
La lección fundamental
Mi victoria la he dedicado a ella, y también refuerza el título de este artículo: a Maduro hay que derrotarlo en su propio territorio. Durante décadas hemos acumulado victorias morales en foros internacionales—todas importantes, pero ninguna suficiente por sí sola. El problema fundamental es que Maduro no gobierna desde Ginebra o Washington. Gobierna desde Miraflores.
Mi caso lo demuestra: podía haber huido fácilmente, pero entendí que las victorias definitivas se obtienen enfrentando al régimen donde éste ejerce poder real. Mi estrategia legal fue meticulosa: aplicar sus propias reglas de manera consistente hasta obtener una victoria que ni siquiera se atrevieron a apelar.
Mientras observo cómo el Caribe se militariza entiendo que el desafío actual es ejecutar la victoria del 28 de julio. A Maduro hay que derrotarlo en su propio territorio porque es la única forma de ejecutar la victoria.
Braulio Jatar Alonso es abogado, comunicador, profesor en colegio propio y escritor
Editor Reporte Confidencial / Abogado 18342 / Comunicador SNTP 8248 / Locutor 17210 / Profesor Inteligencias / Escritor / 7 libros amzn.to/2G3W6ja
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