Lula, antiético y lejos de la oikeosis estoica
Por Braulio Jatar
Noti-América
Una vez más, Luiz Inácio Lula da Silva se presenta como salvador de América Latina. Durante su encuentro con Donald Trump en Kuala Lumpur el 27 de octubre, el presidente brasileño se ofreció como “interlocutor” entre Estados Unidos y el régimen de Maduro, en medio de la tensión militar en el Caribe. Esta propuesta de mediación repite un patrón: dar oxígeno a la dictadura venezolana cuando más acorralada se encuentra.
Lo que Lula llama “mediación” carece del principio estoico de la oikeosis: ese reconocimiento de pertenencia al todo que nos impulsa a expandir nuestro círculo de preocupación para incluir a toda la humanidad. Los estoicos enseñaban que la virtud surge cuando ponemos el bien común en el centro, cuando reconocemos que el sufrimiento ajeno es nuestro.
María Corina Machado señaló la falla fundamental: “Las dos partes que él menciona son Estados Unidos y el régimen de Maduro, pero está ausente la parte más importante: los venezolanos. ¿Dónde quedan los venezolanos? ¿O es que en este análisis del presidente Lula no importan?”
Esta pregunta denuncia una ausencia moral. Lula no coloca al pueblo venezolano en el centro porque nunca ha sido su prioridad. Venezuela es un tablero geopolítico donde mueve piezas según sus intereses: mantener relevancia regional, evitar intervención militar en su frontera, y preservar la red ideológica del Foro de São Paulo.
Los hechos desmienten las palabras grandilocuentes. Machado recuerda el historial de fracasos brasileños: “Después de más de un año con cinco rehenes en la embajada de Argentina bajo protección de Brasil, el gobierno de Lula no logró conseguir ni siquiera cinco salvoconductos”. Tras seis meses sin electricidad, Brasil no logró que pusieran un fusible. Tras 15 meses exigiendo las actas electorales del fraude del 28 de julio de 2024, tampoco obtuvo nada.
Cuando debe elegir entre solidaridad con el pueblo venezolano y camaradería con Maduro, Lula siempre elige lo segundo. Marco Aurelio escribió: “Lo que no beneficia a la colmena, no beneficia a la abeja”. Su propuesta no beneficia a Venezuela; solo da tiempo y legitimidad a Maduro, proyectando una imagen de estadista que la realidad desmiente.
La oikeosis estoica implica expandir el círculo moral: del yo a la familia, la comunidad, la nación y finalmente a la humanidad. Lula invirtió este proceso. Su círculo se contrajo hasta incluir solo a quienes comparten su ideología, dejando fuera a millones que sufren hambre, represión y exilio.
No hay ética en mediar entre democracia y dictadura omitiendo a las víctimas. No hay virtud en hablar de paz ignorando que significa perpetuar la tiranía. La filosofía estoica enseña que la justicia es la virtud suprema. Pero no hay justicia equiparando moralmente a quien defiende la libertad con quien la pisotea.
Lula se escuda en buscar paz, pero su paz es ausencia de confrontación, no presencia de justicia. Los estoicos sabían que la verdadera paz solo florece con libertad y dignidad. Lo demás es silencio impuesto por la opresión.
La propuesta carece de oikeosis porque ignora a quienes más sufren. Carece de ética porque no prioriza la justicia. Carece de virtud porque prefiere la apariencia a los resultados. Los venezolanos no necesitan mediadores que hablen de ellos sin escucharlos. Como recuerdan los estoicos: la justicia no negocia con la tiranía, la virtud no se compromete con el vicio, y la oikeosis verdadera no abandona a quienes más necesitan nuestra acción.
Brasil, bajo Lula, ha fracasado en todo esto. Su oferta de mediación es otro capítulo de ese fracaso ético.
Editor Reporte Confidencial / Abogado 18342 / Comunicador SNTP 8248 / Locutor 17210 / Profesor Inteligencias / Escritor / 7 libros amzn.to/2G3W6ja
Preso Político #ONU #OEA
Twitter @BrauliojatarA
Facebook Braulio Jatar Alonso
