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La ciencia está del lado de la regularización migratoria

La ciencia está del lado de la regularización migratoria

La ciencia está del lado de la regularización migratoria
Por Braulio Jatar

El experimento que Chile aún no ha comprendido
En 1980 el politólogo Robert Axelrod organizó un torneo de estrategias entre computadoras para descubrir cuál conducta generaba la mayor cooperación en un entorno competitivo. El resultado fue desconcertante: la estrategia ganadora no fue la más dura ni la más punitiva, sino una sencilla llamada TIT-FOR-TAT: empezar siendo bueno, responder con proporcionalidad ante la traición, y estar dispuesto a perdonar. En palabras simples, una estrategia que combina inteligencia y humanidad. Cuatro décadas después, Chile sigue atrapado en la versión opuesta: el “juego de Friedman”, donde ante cada problema migratorio la respuesta es cierre, castigo y rechazo. Y la ciencia ya demostró que esa conducta, aplicada una y otra vez, solo produce una cosa: derrota.

El costo de una estrategia implacable
Chile ha convertido la migración en un campo de batalla político. Cada incidente, cada titular, cada error individual es amplificado para justificar una reacción colectiva de castigo. El Estado se comporta como una computadora programada para desconfiar: si un grupo falla, se cierran las puertas a todos. Axelrod llamó a ese tipo de comportamiento una “estrategia implacable” y comprobó matemáticamente que pierde siempre, sin excepción, en juegos repetidos. Y la convivencia humana, especialmente la migratoria, no es otra cosa que una interacción repetida. Cuando un país reacciona con castigo permanente en lugar de cooperación inteligente, condena su futuro a ciclos de desconfianza y conflicto interminable.

Regularizar no es debilidad, es ciencia aplicada
La regularización migratoria no es un gesto de ingenuidad ni una posición ideológica. Es la aplicación práctica del conocimiento acumulado sobre cooperación. La primera condición del éxito, según Axelrod, es empezar con buena voluntad: dar la primera oportunidad de cooperar. Eso no significa renunciar a la autoridad, sino usarla de manera inteligente. Una política de regularización con reglas claras, monitoreo y consecuencias proporcionales cumple con las cuatro condiciones que la ciencia identificó como ganadoras: ser buena, ser clara, ser provocable y ser indulgente. Es un modelo de control con humanidad, no de desorden.

El espejo internacional
Mientras Chile endurece sus fronteras y multiplica expulsiones, Canadá y España aplican versiones de TIT-FOR-TAT. Regularizan, establecen obligaciones y luego sancionan con proporcionalidad a quien no cumple. El resultado está a la vista: mayor recaudación fiscal, integración laboral y cohesión social. En Chile, en cambio, la informalidad y la exclusión generan pérdidas millonarias en impuestos, saturan los sistemas de salud y educación y alimentan la inseguridad. La hostilidad institucional no reduce el problema, solo lo empuja a la oscuridad.

El dilema moral y estratégico
Cada vez que un candidato propone cerrar fronteras o endurecer leyes migratorias, está eligiendo la estrategia perdedora del experimento de Axelrod. Lo hace, además, contra toda evidencia empírica. No es un debate ideológico, es una cuestión de resultados. Los países que apuestan por la cooperación inteligente superan a los que optan por el castigo permanente. En el lenguaje de la ciencia, la xenofobia no solo es moralmente reprobable, también es ineficiente.

La elección de Chile
Los venezolanos no se van a ir. Están aquí para trabajar, aportar y construir, como antes lo hicieron los europeos, los árabes y los asiáticos que también encontraron en Chile una oportunidad. El país puede insistir en la estrategia “Friedman” —cerrar, desconfiar y castigar— o puede aplicar la lección que la ciencia ya resolvió hace más de cuarenta años: empezar cooperando, establecer reglas claras, responder con justicia y permitir el perdón. Esa es la ruta de la estabilidad, de la seguridad y de la prosperidad compartida.

La ciencia ya eligió. ¿Cuándo lo hará Chile?
Robert Axelrod demostró que en un mundo de interacciones repetidas, la cooperación inteligente siempre vence a la hostilidad. Chile tiene la oportunidad histórica de aplicar ese conocimiento a su política migratoria. No se trata de ser idealista, sino de ser racional. En tiempos donde el miedo parece tener más influencia que los datos, recordar que la ciencia respalda la regularización migratoria es un acto de lucidez. En última instancia, los países que eligen la humanidad no solo ganan moralmente. Ganan también el futuro.

Triunfo de la justicia en Caso de Médico Venezolano en Chile, confirma la importancia de un robusto Estado de Derecho

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El Estado de Derecho es un principio de gobernanza por el que todas las personas, instituciones y entidades, incluido el propio Estado, están sometidas por igual  a las leyes  y estas se aplican con total independencia.

En junio de este año, las redes sociales y algunos medios de comunicación, presentaron el caso de un médico Venezolano, que supuestamente había negado atención a un grupo de carabineros en Chile, por supuestos motivos discriminatorios.

Desde el principio hice la recomendación a ambos lados de la investigación y terceros interesados en inflamar el asunto, que lo recomendable era esperar por los resultados de una instrucción imparcial de los hechos.

El asunto desgraciadamente se politizó y, algunos tomaron partido desde su visión ideológica, y la verdad se convirtió en otra víctima de los eventos. Algunos dirigentes con responsabilidades públicas, asumieron como incuestionable verdad las afirmaciones que desde distintas fuentes, afectaron a profesionales que trabajan a favor de todos.

El personal de salud y los carabineros, son funcionarios que tienen tareas muy distintas pero igualmente importantes. No es cuestión de preferir a unos sobre los otros, lo relevante es que la verdad y la justicia tenga preeminencia sobre ambos.

En la investigación realizada de forma independiente por el Ministerio Publico  o Fiscalía de Chile, y por las autoridades hospitalarias del Hospital San José de Melipilla, se llegó a la conclusión de  no existían evidencias que  el  día 18 de junio en la sala de emergencia del hospital en cuestión,  hubo trato discriminatorio ni lenguaje humillante contra los  carabineros que asistieron a sus instalaciones, de igual forma se concluyó, que no encontraron evidencia de que se hayan señalado frases despectivas (el informe que acompaño las indica) de parte del personal sanitario.

Es relevante aclarar, que en un Estado de Derecho, el debido proceso impone las normas y reglas procedimentales. Si bien es cierto que las afirmaciones de los funcionarios policiales están revestidas de una presunción de certeza, también es esencial entender que en la procura de la verdad (fin último de la justicia) las mismas debe ser complementadas con otras pruebas, que permitan la verificación de sus dichos.

Concluida la investigación criminal y archivada la causa administrativa, debemos convocar a todos a dar por terminado el incidente. No es cuestión de vencedores o derrotados, lo inteligente es no alargar mas la disputa. Todos son necesarios.   

A los médicos venezolanos que junto con los chilenos, hacen frente todos los días a retos como las nuevas enfermedades y el aumento de los conflictos y la violencia, nuestro reconocimiento y tengan la convicción que nuestro Santo el Dr. José Gregorio Hernández, los tiene cerca y observa con misericordiosa satisfacción el buen trabajo que realizan.

¡Dios los bendiga a todos ¡

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