Para empezar, es importante comprender los conceptos básicos de los tres niveles de conciencia: consciente, subconsciente e inconsciente.
La mente consciente es aquella que está en plena atención y en control de nuestras decisiones y acciones.
Un ejemplo de esto es cuando estamos tomando una decisión importante y estamos considerando todas las opciones y evaluando los pros y los contras. En este momento, estamos en un estado de conciencia consciente.
La mente subconsciente, por otro lado, es aquella que hospeda nuestros recuerdos, habilidades y patrones de comportamiento, que se activan automáticamente sin que seamos conscientes de ello.
Esta se encuentra presente cuando aprendemos a conducir un auto. Después de un tiempo, se vuelve un proceso automático y ya no tenemos que pensar conscientemente en cómo hacerlo.
Finalmente, la mente inconsciente es la más profunda y compleja de las tres, y alberga nuestros miedos, traumas, deseos y motivaciones más profundas, que a menudo son difíciles de identificar y entender.
Tal y como cuando sentimos una fuerte aversión o atracción hacia algo o alguien sin saber por qué.
USANDO INTELIGENCIA EMOCIONAL
Ahora bien, ¿cómo podemos utilizar estos conceptos en la inteligencia emocional? El primer paso es tomar conciencia de los tres niveles de conciencia y cómo afectan nuestras emociones y comportamientos.
En este sentido, es importante reconocer que las emociones a menudo son impulsadas por patrones subconscientes e inconscientes que pueden ser difíciles de detectar, pero que tienen un impacto significativo en nuestra vida diaria.
Por ejemplo, podemos tener un patrón subconsciente de reaccionar con ira ante ciertas situaciones, sin siquiera darnos cuenta de que estamos haciéndolo.
Si queremos desarrollar nuestra inteligencia emocional, necesitamos ser conscientes de este patrón y trabajar en cambiarlo.
LAS ESTRATEGIAS
Para lograr esto recomiendo una serie de estrategias. En primer lugar, es importante cultivar la atención plena y la autoobservación para reconocer los patrones subconscientes e inconscientes que nos afectan.
También es importante trabajar en la regulación emocional, aprendiendo a identificar y gestionar nuestras emociones de manera efectiva.
Finalmente, debemos aprender a comunicarnos de manera clara y efectiva con los demás, reconociendo que las emociones y los comportamientos de los demás también son impulsados por patrones subconscientes e inconscientes.
RESUMEN
La inteligencia emocional implica tomar conciencia de los tres niveles de conciencia y cómo afectan nuestras emociones y comportamientos, y trabajar en la atención plena, la regulación emocional y la comunicación efectiva para mejorar nuestras relaciones y nuestra calidad de vida.
Espero que esta clase haya sido útil y que puedas aplicar estos conceptos en tu vida diaria.
BUDISMO Y LAS TRES CONCIENCIAS
A continuación, ilustraré la visión budista de estas conciencias explicando cada una de ellas desde la ciencia y la visión budista:
Conciencia consciente: La conciencia consciente es la que está en plena atención y en control de nuestras decisiones y acciones.
Desde la perspectiva budista, la conciencia consciente es conocida como «conciencia manifiesta» o «conciencia despierta«.
Según el budismo, esta conciencia es esencial para desarrollar la sabiduría y la comprensión profunda de la realidad. “La meditación budista se enfoca en cultivar esta conciencia consciente para poder ver las cosas con claridad”.
Conciencia subconsciente: La conciencia subconsciente es aquella que se activan automáticamente sin que seamos conscientes de ello.
En el budismo, esta conciencia subconsciente se conoce como «conciencia latente«. Según el budismo, esta conciencia es la que impulsa los patrones de pensamiento y comportamiento, que pueden ser positivos o negativos. La meditación budista se enfoca en reconocer y transformar estos patrones subconscientes para poder vivir una vida más plena y consciente.
Conciencia inconsciente: La conciencia inconsciente es la más profunda y compleja de las tres, y alberga nuestros miedos, traumas.
En el budismo, esta conciencia inconsciente se conoce como «conciencia almacén» o «conciencia subyacente». Según el budismo, esta conciencia es la que almacena todas las impresiones mentales, las semillas de la felicidad y la aflicción, y los patrones kármicos. La meditación budista se enfoca en transformar esta conciencia inconsciente a través de la comprensión profunda de la realidad y la liberación de la aflicción mental.
En conclusión, cada nivel de conciencia tiene un impacto significativo en nuestra vida diaria y en nuestra búsqueda de la felicidad y la realización. La práctica budista nos invita a tomar conciencia de cada uno de estos niveles de conciencia y a trabajar en cultivar una conciencia despierta y compasiva que nos permita vivir de manera plena y consciente.
Editor Reporte Confidencial / Abogado 18342 / Comunicador SNTP 8248 / Locutor 17210 / Profesor Inteligencias / Escritor / 7 libros amzn.to/2G3W6ja
Preso Político #ONU #OEA
Twitter @BrauliojatarA
Facebook Braulio Jatar Alonso