Author: Braulio jatar

Va a pasar lo obvio en Venezuela

Cuando me preguntaron hace cuatro días qué creía que iba a pasar en Venezuela, mi respuesta fue tan simple como contundente: va a pasar lo obvio. Hoy, los acontecimientos confirman lo que cualquier analista serio podía anticipar.

Va a pasar lo obvio en Venezuela

Por Braulio Jatar Alonso / NotiAmerica
13 de septiembre de 2025

Cuando me preguntaron hace cuatro días qué creía que iba a pasar en Venezuela, mi respuesta fue tan simple como contundente: va a pasar lo obvio. Hoy, los acontecimientos confirman lo que cualquier analista serio podía anticipar.

La fotografía que lo dice todo

El segundo subsecretario del Departamento de Estado publica esta semana en X una fotografía del aeropuerto Simón Bolívar con el mensaje: “Si tú sabes, tú sabes”. Esta imagen no es casual. Es una declaración de intenciones tan clara como un manual de operaciones. ¡ La diáspora pronto volverá a una Venezuela libre!

Las fuentes son unánimes: la administración Trump no se va a detener. Los servicios de inteligencia, satélites y aviones espía estadounidenses poseen información suficiente para determinar que difícilmente existe en Venezuela capacidad real de resistencia ante el mas eficaz poder bélico del mundo.

Estados Unidos desplegó ocho barcos militares con misiles, un submarino nuclear y diez F-35 en Puerto Rico. El escuadrón anfibio con 4.500 efectivos, incluyendo 2.200 marines, se posiciona frente a Venezuela. El ataque del 2 de septiembre que mató 11 personas no fue aislado: fue demostración de fuerza. Cuando Trump respondió “Ya verán” sobre ataques al Cartel de los Soles, no improvisaba.

Diosdado Cabello habla de “guerra prolongada” y Maduro anuncia 284 “frentes de batalla” con milicianos. Estas declaraciones revelan debilidad, no fortaleza. Un régimen seguro no convoca desesperadamente civiles ante la primera presión militar seria en décadas.

Venezuela ocupa en el mejor de los casos, el puesto 50 militar mundial; Estados Unidos el número 1. El ejército venezolano dice tener 115.000 efectivos versus 1.4 millones estadounidenses. Las matemáticas son brutales: no hay comparación posible.

En siete meses, las relaciones pasaron de acuerdos de intercambio de presos a amenazas militares. Incluso Petro y Lula se distancian. El bolívar perdió 30% en tres meses. Un país cuya economía destruida desde el 2013 no resiste confrontación con la primera potencia mundial.

María Corina Machado señaló que “muy pocos altos mandos militares apoyan a Maduro”. Funcionarios de Trump creen que ataques contra narcotraficantes presionarán al entorno del régimen, beneficiarios de ingresos ilícitos, a considerar su derrocamiento.

Trump construyó el marco legal, desplegó capacidad militar, consiguió aislamiento internacional del régimen e inició presión psicológica sobre el círculo de Maduro. Estados Unidos ya emitió alerta máxima advirtiendo sobre detenciones ilegales, tortura y terrorismo en Venezuela.

La fotografía del aeropuerto Simón Bolívar no es solo imagen; es antesala de un desenlace que dejó de ser hipótesis para convertirse en cuestión de tiempo. Lo obvio, en política internacional, suele ser también lo inevitable.

TPS de venezolanos en EEUU tiene tres lenguas

Esta observación cobra nueva dimensión cuando Estados Unidos despliega simultáneamente la mayor demostración de fuerza naval en décadas mientras extiende protección temporal a los venezolanos que huyen del mismo régimen que amenaza militarmente.

TPS de venezolanos en EEUU tiene tres lenguas

Por Braulio Jatar

Mientras el 5 de septiembre el juez federal Edward Chen restituía el TPS para venezolanos hasta octubre de 2026, ocho buques de guerra estadounidenses con 1,200 misiles navegaban por el Caribe en una operación militar sin precedentes contra el régimen de Maduro “Si Venezuela fuera agredida pasaríamos inmediatamente al período de lucha armada”, dice Maduro.

Esta paradoja ilustra perfectamente por qué el debate migratorio venezolano “tiene tres lenguas” que no se entienden entre sí, creando una contradicción que expone la incoherencia de las políticas estadounidenses.

La contradicción en tiempo real

“Si el mensaje es ‘les vamos a devolver la democracia’, no tengo porqué extender el TPS; o el otro es ‘como no tenemos plan para rescatarles la democracia, los voy a dejar aquí con TPS'”. Esta observación cobra nueva dimensión cuando Estados Unidos despliega simultáneamente la mayor demostración de fuerza naval en décadas mientras extiende protección temporal a los venezolanos que huyen del mismo régimen que amenaza militarmente.

Washington habla de “máxima presión” militar para derrocar a Maduro mientras el sistema judicial estadounidense garantiza que los venezolanos permanezcan indefinidamente en territorio americano. ¿Cuál es el mensaje real? ¿Derrocar el régimen o acomodar permanentemente a sus víctimas?

Las tres lenguas en conflicto abierto

La lengua política promete democratización con recompensas de 50 millones de dólares por la captura de Maduro Estados Unidos desplegó fuerzas militares en el mar Caribe para combatir cárteles de la droga latinoamericanos y retórica sobre restablecer la democracia. Pero después de años de promesas incumplidas, esta narrativa aporrea la credibilidad cuando se enfrenta a la realidad operativa.

La lengua militar habla ahora con claridad inédita. El despliegue incluye destructores clase Arleigh Burke con misiles Tomahawk, submarinos nucleares, y 10 cazas F-35 que se sumaron tras incidentes con aeronaves venezolanas Bajo el Título 50 del Código estadounidense.

 Trump tiene autoridad para ejecutar operaciones militares sin informar previamente al Congreso Despliegue de EEUU en el mar Caribe prepara el terreno para acciones contra el régimen de Maduro. Esta es presión militar real, no retórica.

La lengua judicial, mientras tanto, opera en una realidad paralela. El fallo del juez Chen otorga certeza legal a más de 600,000 venezolanos, ignorando completamente que existe una operación militar activa contra el país de origen de estos mismos beneficiarios.

La incoherencia como política

Esta contradicción no es accidental, es sistémica. Mientras buques estadounidenses interceptan narcotraficantes venezolanos en aguas internacionales el TPS garantiza que los ciudadanos del mismo país permanezcan protegidos en territorio americano. La lógica es insostenible: no se puede simultáneamente preparar una intervención militar para “liberar” Venezuela y mantener un TPS eterno para sus nacionales.

La realidad es que ninguna de las tres lenguas resuelve el problema venezolano. La política promete sin entregar, lo militar amenaza sin actuar decisivamente, y lo judicial protege indefinidamente sin considerar las implicaciones geopolíticas de esa protección permanente.

La pregunta incómoda

Si Estados Unidos tiene capacidad para “terminar con Maduro en un corto tiempo” Despliegue de EEUU en el mar Caribe prepara el terreno para acciones contra el régimen de Maduro según admiten sus propios expertos militares, ¿por qué necesita un TPS eterno? Y si realmente no tiene intención de actuar militarmente, ¿por qué mantiene la retórica de liberación democrática?

Las tres lenguas institucionales no solo hablan idiomas diferentes, sino que se contradicen abiertamente, o chicha o limonada diría una abuela de nuestra Venezuela.

Mi experiencia: A Maduro se le tiene que derrotar en su propio territorio.

BRAULIO JATAR A MADURO HAY QUE DERROTARLO EN SU PROPIO TERRITORIO

Mi experiencia: A Maduro se le tiene que derrotar en su propio territorio.

Por : Braulio Jatar Alonso ( El Tiempo Latino)

Por años la oposición venezolana auténtica—no la que ha sido cómplice necesario de la dictadura—hemos enfrentado con todas sus consecuencias esta tiranía que se ha llevado por delante vidas, libertades, institucionalidad, separación de poderes y la política democrática, robando elecciones y persiguiendo opositores.

En estos días el mar Caribe se llena de embarcaciones de guerra de la armada de Estados Unidos, con aviones, helicópteros y submarinos. Desde el lado de Maduro, que hasta hace poco vociferaba “vengan por mí, cobardes”, ahora se reduce a una súplica pidiéndole al presidente estadounidense que lo oiga—una vez más para negociar tiempo. Pero como sabemos en el Departamento de Estado, miles de páginas recuerdan lo inútil de las contemplaciones y diálogos desde Obama hasta los tiempos actuales.

La ONU, la OEA, el Grupo de Lima, la mediación de Noruega, paneles de expertos de organismos internacionales, así como las ONG de todos los ámbitos y geografías han condenado al régimen. La oposición lo ha derrotado en todos los escenarios posibles, sin concretar una sola solución negociada. Para derrotar al régimen de Maduro tiene que hacerse en su patio, en su “campo de batalla”, en su territorio, tal y como se hizo el 28 de julio. Pero ahora hay que ejecutar, como lo hacen los tribunales, con poder coercitivo la victoria.

Mi experiencia personal lo confirma

En 2016 fui secuestrado por el SEBIN cuando me dirigía en mi vehículo al programa de radio que hacía todos los sábados. Dos funcionarios de la policía política me interceptaron: “la jefa quiere hablar contigo cinco minutos”. Esto se convirtió en cinco años de diversas cárceles y distintos niveles de privación de libertad.

¿He podido escaparme? Sí, muchas veces. En arresto domiciliario y luego confinamiento en la isla de Margarita, tenía libertad para caminar desde mi hogar hasta la marina del antiguo hotel Hilton. Allí me resultaba sencillo abordar una embarcación de cualquier tamaño para salir rumbo a la libertad.

Pero decidí quedarme y dar la batalla en el propio terreno del régimen. Seis meses de juicio oral, con testimonios falsos de policías convertidos en esbirros inmorales, no pudieron derrotar la fuerza de nuestra estrategia legal.

Luego de 26 audiencias, un 10 de septiembre de 2021—exactamente cinco años después—logramos sentencia absolutoria con tal contundencia que el Ministerio Público no apeló, aceptaron su derrota. Después de luchar porque se cumpliera con lo ordenado por el tribunal, me entregaron mi pasaporte el día de la muerte de mi hermana menor, el 17 de junio de 2022.

La lección fundamental

Mi victoria la he dedicado a ella, y también refuerza el título de este artículo: a Maduro hay que derrotarlo en su propio territorio. Durante décadas hemos acumulado victorias morales en foros internacionales—todas importantes, pero ninguna suficiente por sí sola. El problema fundamental es que Maduro no gobierna desde Ginebra o Washington. Gobierna desde Miraflores.

Mi caso lo demuestra: podía haber huido fácilmente, pero entendí que las victorias definitivas se obtienen enfrentando al régimen donde éste ejerce poder real. Mi estrategia legal fue meticulosa: aplicar sus propias reglas de manera consistente hasta obtener una victoria que ni siquiera se atrevieron a apelar.

Mientras observo cómo el Caribe se militariza entiendo que el desafío actual es ejecutar la victoria del 28 de julio. A Maduro hay que derrotarlo en su propio territorio porque es la única forma de ejecutar la victoria.

Braulio Jatar Alonso es abogado, comunicador, profesor en colegio propio y escritor

Los Últimos Tiempos de Maduro y los Más Buscados: Paradoja del Cuarto

Por Braulio Jatar Alonso | NotiAmerica La situación para Nicolás Maduro y el resto de los más buscados por las autoridades norteamericanas, se asemeja a una especie de paradoja del cuarto. En el cual están juntos en el mismo espacio hasta que algunos los expulsan para entregarlos o, por el contrario, todo el resto se van y los dejan solos expuestos a quienes vienen por ellos.

Los Últimos Tiempos de Maduro y los Más Buscados: Paradoja del Cuarto

Por Braulio Jatar Alonso | NotiAmerica

La situación para Nicolás Maduro y el resto de los más buscados por las autoridades norteamericanas, se asemeja a una especie de paradoja del cuarto. En el cual están juntos en el mismo espacio hasta que algunos los expulsan para entregarlos o, por el contrario, todo el resto se van y los dejan solos expuestos a quienes vienen por ellos.

Ese cuarto, que por años fue un refugio construido con alianzas opacas, corrupción, petróleo y narcotráfico, hoy parece más una celda de máxima seguridad en la que el tiempo se agota. Desde el Caribe Sur, una fuerza naval de Estados Unidos avanza con precisión quirúrgica, configurando un escenario militar que ya trasciende lo simbólico.

De petroleros imaginarios a buques de guerra reales

Al inicio, algunos voceros intentaron minimizar el despliegue afirmando que se trataba de petroleros de ExxonMobil. La narrativa colapsó cuando imágenes satelitales y reportes oficiales confirmaron la presencia de ocho buques de guerra estadounidenses, incluyendo destructores Aegis, cruceros de misiles guiados, submarinos nucleares y un grupo anfibio encabezado por el USS Iwo Jima.

El avión espía P-8 Poseidon, diseñado para guerra antisubmarina, inteligencia y vigilancia de largo alcance, complementa una flota que, más que disuasión, transmite preparación. Cada día se suman unidades, reforzando lo que muchos califican como un “cerco estratégico” sobre el régimen venezolano.

Hartazgo acumulado en Washington

Los expedientes del Departamento de Estado reflejan un patrón: paciencia agotada y fracasos diplomáticos. Incentivos como la liberación de los “narcosobrinos” y el indulto de Alex Saab no lograron frenar el fraude electoral ni el avance del narcotráfico. En cambio, el historial recuerda decisiones firmes de otras épocas, como las de George H. W. Bush frente a Manuel Noriega.

Hoy, Maduro enfrenta una combinación de sanciones, recompensas millonarias y despliegue bélico, todo mientras Washington anuncia que su misión es “luchar contra carteles”. Para analistas, ese objetivo es un eufemismo: el mensaje real es que el tiempo del chavismo en el poder está contado.

Los más buscados: ¿entregados o abandonados?

La paradoja del cuarto no es solo literaria: refleja un dilema palpable. Maduro y sus colaboradores enfrentan dos posibles escenarios:

  1. Ser expulsados por sus propios aliados, negociados como moneda de cambio en medio de presiones crecientes.
  2. Quedar aislados, abandonados a su suerte mientras el cerco internacional se cierra y sus redes de protección colapsan.

En ambos casos, las figuras del régimen que hoy parecen intocables podrían terminar siendo presas fáciles de los llamados bounty hunters o agentes de recuperación de fugitivos.

Un cierre de ciclo inevitable

Más allá de la retórica, el despliegue estadounidense representa una ruptura histórica en el equilibrio del Caribe. La combinación de armamento naval, presión diplomática y recompensas millonarias sugiere que el reloj de Maduro avanza hacia sus últimos segundos.

En este tablero, los más buscados ya no juegan a esconderse: están acorralados en un cuarto que pronto será abierto, y cuando eso ocurra, el juego habrá terminado.

El Alto Precio de Robarse las Elecciones Por Braulio Jatar Alonso

MADURO ROBA ELECCIONES

El Alto Precio de Robarse las Elecciones Por Braulio Jatar Alonso

La desesperación del régimen de Nicolás Maduro ha alcanzado niveles patéticos. Su reciente convocatoria a “4 millones y medio de milicianos” no es más que una fanfarronería que expone la fragilidad de un gobierno ilegítimo que se aferra al poder tras haberse robado descaradamente las elecciones de julio pasado.

“El presidente Trump ha sido muy claro y consecuente, está dispuesto a utilizar todos los recursos a su alcance para impedir que las drogas ingresen a nuestro país”, declaró un funcionario estadounidense. Esta postura contrasta radicalmente con la benevolencia que mostró la administración Biden, que liberó a Alex Saab y a los sobrinos de la primera dama venezolana vinculados con el narcotráfico y les devolvió al país, dejando al régimen sin credibilidad alguna en los archivos del Pentágono.

La cifra de 4.5 millones de milicianos es absolutamente absurda. Cualquiera que conozca la realidad venezolana sabe que estas supuestas milicias carecen de capacidad operativa, logística, armamento y, sobre todo, de los números que Maduro pretende proyectar. “Maduro argumentó para justificar la convocatoria que el país debe estar preparado frente a posibles ataques de Estados Unidos”, pero la verdad es que esta es una maniobra desesperada de distracción.

El país conoce perfectamente que en julio del año pasado Maduro fue derrotado de manera aplastante en las urnas. Su empecinamiento en burlarse no solo de la voluntad popular, sino también de los intentos de mediación internacional, ha cerrado dramáticamente el espacio político. Incluso los esfuerzos del propio Trump (en su primer mandato) para rescatar la democracia venezolana quedaron en letra muerta ante la obstinación del régimen.

“El régimen de Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela, sino un cartel del narcotráfico”, estableció claramente Washington. Esta caracterización no es retórica vacía; refleja una realidad que ni Estados Unidos ni los socios naturales del régimen pueden ya ignorar.

El despliegue de tres buques de guerra estadounidenses hacia aguas venezolanas simboliza este nuevo paradigma. “Este domingo se prevé que los 3 buques de guerra desplegados por el mar Caribe lleguen al límite de las aguas territoriales venezolanas”. No se trata de una amenaza vacía, sino del reconocimiento de que las condiciones solo pueden ser impuestas desde Washington.

La respuesta de Maduro ha sido predecible: “El imperio se volvió loco y ha renovado como un refrito podrido sus amenazas a la paz y a la tranquilidad de Venezuela”. Pero sus gritos no pueden ocultar que su llamado a “todos los milicianos, todas las milicianas del país, de todos los reservistas del país y de todo ciudadano y ciudadana que quiera dar un paso al frente” suena más a súplica que a demostración de fuerza.

El alto precio de robarse las elecciones se está cobrando inexorablemente. Maduro puede convocar a fantasmas y amenazar con milicias inexistentes, pero la realidad es implacable: su tiempo se agota. “Hoy con esta convocatoria Maduro busca mostrar fuerza interna mientras que Estados Unidos refuerza su presencia en el Caribe”, pero nadie se engaña sobre quién tiene la verdadera fuerza.

El espacio para negociaciones se ha cerrado definitivamente. Ya no hay mediaciones posibles ni salidas elegantes. Solo quedan las condiciones que Trump imponga desde Washington para un régimen que eligió el camino de la confrontación sobre el de la legitimidad democrática.

El efecto pinza de la criminalidad inmigrante

Inmigrantes 1024x640 1

El efecto pinza de la criminalidad inmigrante

Por Braulio Jatar Alonso – Para Notiamérica

En los últimos años, en mis conversaciones con políticos, empresarios y trabajadores, tanto chilenos como extranjeros, se repite un tema que no deja de preocupar: el trato que reciben los inmigrantes, en especial los venezolanos desplazados. Detrás de cada rostro y cada historia hay un patrón que se repite con crudeza. Estas personas huyen de un Estado que ha vaciado de contenido los derechos fundamentales.

La comunidad internacional y las más prestigiosas organizaciones de derechos humanos han documentado hasta el cansancio cómo en Venezuela se han desmantelado las garantías mínimas, sumiendo a millones en la desesperación. Persecución política, colapso económico, inseguridad alimentaria y sanitaria… todo empuja a salir, no por voluntad, sino por necesidad extrema.

Pero cuando ese desplazado cruza la frontera y llega al país que se supone lo acogerá, se encuentra con otra realidad, tan áspera como la que dejó atrás. En Chile, y en otros destinos, es recibido con políticas indolentes, trabas legales y un estigma inmediato. La forma en que entró —muchas veces por pasos no habilitados— lo marca desde el primer día, y la sombra del Tren de Aragua lo persigue aunque no tenga vínculo alguno con el delito.

Aquí es donde aparece lo que llamo el efecto pinza: la presión simultánea desde dos lados. Por un extremo, el Estado de origen lo expulsa en condiciones de máxima vulnerabilidad. Por el otro, el Estado receptor le cierra las puertas, lo criminaliza y le niega un camino claro de integración.

Esta doble presión funciona como las mandíbulas de una herramienta que aprieta sin dar salida. Desde un lado, empuja la necesidad; desde el otro, bloquea las oportunidades. El resultado es un espacio intermedio en el que el migrante queda atrapado, sin derechos, sin identidad legal y sin posibilidad de ganarse la vida de forma digna.

Es en ese vacío donde el crimen organizado encuentra terreno fértil para reclutar. El Tren de Aragua y otras bandas no necesitan crear la vulnerabilidad: les basta con aprovecharla. El Estado que expulsa sirve el plato, y el Estado que recibe lo condimenta con exclusión y abandono.

Este efecto pinza no es solo un drama humanitario. También es una amenaza directa a la seguridad y a la cohesión social del país recepto. El populismo antiinmigrante, presente en discursos de todos los sectores políticos, ignora que una migración regularizada y controlada es una palanca para el desarrollo, no un lastre.

Otros países de la región han demostrado que hay alternativas. Colombia ha regularizado a casi dos millones de venezolanos, permitiéndoles trabajar, pagar impuestos y construir una vida. Brasil, con su Programa de Acogida, se ha convertido en un ejemplo de política migratoria eficiente y humanizada.

En Chile, en cambio, se insiste en mirar hacia otro lado, como si ignorar el problema lo hiciera desaparecer. La paradoja es que esa indiferencia, lejos de reducir la criminalidad, fortalece a quienes viven de ella y alimenta al monstruo que tenemos todos que combatir.

Golpear al Cartel de los Soles

CARTEL DE LOS SOLES

Golpear al Cartel de los Soles
Por Braulio Jatar Alonso | Notiamérica

La decisión del presidente Donald Trump de autorizar al Pentágono a usar fuerza militar contra el Cartel de los Soles no es solo una medida contra el narcotráfico: es un mensaje directo al corazón del régimen de Nicolás Maduro. Desde enero de 2025, Trump gobierna y no especula; en este caso ha puesto sobre la mesa una de las pocas cartas que la comunidad internacional ha evitado jugar: el uso de la fuerza.

Conforme a lo señalado por la propia fiscal general de Estados Unidos, no se trata de un cartel independiente que opera a espaldas de las autoridades. Según Washington, el Cartel de los Soles está encabezado por el propio Maduro y por generales que lucen en sus hombros los “soles” que dan nombre a la organización. Esto no es crimen organizado tradicional: es crimen institucionalizado, con las Fuerzas Armadas convertidas en aparato logístico del narcotráfico.

La inclusión del cartel en la lista de organizaciones terroristas globales no es retórica: busca habilitar el marco legal para usar contra ellos la misma fuerza que se empleó contra líderes de Al Qaeda, ISIS y, más recientemente, generales del ejército iraní.

Legalidad y legitimidad
El derecho internacional prohíbe la fuerza armada contra otro Estado, salvo en legítima defensa o por mandato del Consejo de Seguridad. Pero aquí estamos frente a una doctrina que EE. UU. ha aplicado antes: cuando un Estado se convierte en cómplice y motor de amenazas transnacionales, pierde el amparo que tendría un gobierno legítimo. Venezuela no cuenta con un gobierno legítimo. El propio Secretario de Estado Marco Rubio ha señalado que Maduro no es el presidente de Venezuela, ya que usurpa el puesto como producto de un claro y evidente fraude electoral.

En palabras de distintas oficinas federales, el país “es una base de operaciones de un cartel con proyección continental, responsable de inyectar cocaína y, cada vez más, fentanilo en los mercados internacionales”.

Implicaciones regionales
La medida de Trump puede incomodar a gobiernos latinoamericanos celosos de su soberanía, pero plantea una pregunta incómoda: ¿hasta cuándo se tolerará que un régimen ilegítimo de origen desestabilice la región, financie guerrillas y alimente redes de corrupción y violencia? El precedente es claro: si los organismos multilaterales son incapaces de actuar, un Estado que alega estar afectado puede hacerlo de manera unilateral, algo nada nuevo en la historia reciente.

Maduro y el escudo de la “soberanía”
El chavismo, experto en victimizarse, intentará usar cualquier acción militar para reforzar su propaganda de “patria sitiada” y de “antiimperialismo” . Pero, para muchos en el mismo hemisferio, se hace difícil hablar de soberanía cuando quien ostenta el poder lo hace sin presentar las actas electorales ni demostrar el sustento de su fraudulenta victoria.

Conclusión
La legalidad de una acción militar será debatida por juristas, pero su legitimidad se medirá en función de la pregunta: ¿cuánta fuerza es necesaria para obligar a un país a regresar a un Estado democrático y de derecho, en defensa de todos los pueblos del hemisferio?

El ni tan loco Trump o Trump: La Teoría del Loco

Los científicos políticos llaman a esto la "Teoría del Loco", explica BBC Mundo, en la que un líder mundial busca convencer a su adversario de que es temperamentalmente capaz de cualquier cosa

El ni tan loco Trump o Trump: La Teoría del Loco

Por Braulio Jatar
Para El Tiempo Latino de Washington

Un reciente análisis de BBC Mundo puso el dedo en la llaga de algo que muchos intuíamos pero pocos habían articulado con tanta claridad: Trump ha hecho uso político de esto; ha convertido su propia impredecibilidad en una estrategia clave y un valor político. Ha elevado la impredecibilidad al estatus de una doctrina. Y ahora la característica de la personalidad que trajo a la Casa Blanca está conduciendo la política exterior y de seguridad. Y está cambiando el mundo.

Los científicos políticos llaman a esto la “Teoría del Loco”, explica BBC Mundo, en la que un líder mundial busca convencer a su adversario de que es temperamentalmente capaz de cualquier cosa, para extraer concesiones. La estrategia fue perfeccionada por Richard Nixon, quien le dijo a su jefe de gabinete: “La llamo la Teoría del Loco, Bob. Quiero que los norvietnamitas crean que he alcanzado el punto en el que podría hacer cualquier cosa para parar la guerra”.

La doctrina expansionista de Trump 2.0

En su segundo mandato, Trump ha desplegado esta estrategia con ambiciones territoriales que habrían sonrojado a cualquier presidente del siglo XIX. Cuando un periodista le preguntó si podía descartar el uso de la fuerza para recuperar el Canal de Panamá o apoderarse de Groenlandia, su respuesta fue categórica: “No me voy a comprometer a eso, no”.

Como documenta BBC Mundo, Trump empezó su segundo mandato abrazando al presidente ruso Vladimir Putin y atacando a los aliados de Estados Unidos. Su menú incluye convertir a Canadá en el estado 51, recuperar el Canal de Panamá y comprar Groenlandia. Trump anunció que estaba preparado a considerar el uso de la fuerza militar para anexionar a Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca. Una serie de mensajes filtrados revelaron la cultura de desdén en la Casa Blanca por sus aliados europeos, con el secretario de Defensa Pete Hegseth escribiendo: “Comparto completamente su asco de los europeos gorrones”.

¿Estrategia o temperamento auténtico?

Pero, ¿es una estrategia que puede funcionar contra sus enemigos? Y, ¿podría su defecto estar en que, en lugar de ser una engañosa movida diseñada para burlar adversarios, en realidad está basada en rasgos característicos bien establecidos y claramente documentados?

Varios líderes del lado opuesto a los valores e intereses norteamericanos como Gadafi, Saddam Hussein y Hitler fueron categorizados como seguidores de la teoría del “madman”. Todos sus casos demostraron que, al final, esta estrategia no les fue útil.

El precio de la imprevisibilidad

Detrás de la aparente irracionalidad, existe un cálculo geopolítico. Las ambiciones territoriales de Trump se insertan en el “retorno de la geopolítica”, donde los chokepoints ( también llamados cuello de botella es un lugar de interés estratégico en el que una ruta se estrecha ) ganan importancia estratégica. Groenlandia controla rutas árticas hacia Asia, mientras que por el Canal de Panamá pasa 5% del comercio mundial.

Pero la investigación sugiere que parecer “loco” erosiona la credibilidad de un líder y socava los intereses de política exterior a largo plazo. La teoría del “madman” no es realmente estratégica: es simplemente un sin sentido.  

Su defecto podría estar en que, en lugar de ser una engañosa movida diseñada para burlar adversarios, en realidad está basada en rasgos bien marcados que hacen su comportamiento más predecible.

La pregunta ya no es si Trump está loco o cuerdo. La pregunta es si el mundo puede permitirse el lujo de averiguarlo.

Braulio Jatar recibe a esposo venezolano “funado” por su esposa y medios chilenos

El video, en este ambiente polarizado, xenófobo y racista que inunda el ambiente cibernético, tomó vida propia.

Braulio Jatar recibe a esposo venezolano “funado” por su esposa y medios chilenos

Por Braulio Jatar

Lo que debería ser un asunto privado producto de dos personas sin connotación pública —ella una ciudadana chilena trabajadora como millones y él un venezolano inmigrante trabajador como miles— ninguno de los dos es conocido públicamente, tiene relevancia comunicacional por sí mismos, no son personalidades, mucho menos actores de Hollywood o tienen carreras políticas relevantes. Son sólo eso: una chilena y un venezolano como usted y como yo.

Pero en un Chile en donde las métricas han señalado que el tema de la xenofobia nos coloca en un deshonroso primer lugar en las redes sociales con mensajes xenófobicos, quizás montado en esa tendencia, la esposa chilena preparó un video que colgó en sus cuentas personales atacando y desprestigiando públicamente (en Chile esto es “funar”) a su pareja de quien está separada ya hace más de dos años.

El video, en este ambiente polarizado, xenófobo y racista que inunda el ambiente cibernético, tomó vida propia. Y en lugar de matizar la situación o, en razón de no tener el sello de interés público, el debate conyugal lo potenciaron con títulos tales como: “Se esconde como una rata”: una mujer pide ayuda tras ser estafada por esposo venezolano (fuente: 24 Horas). Canal 13 también de Chile presentó una nota en su portal noticioso con el siguiente título: “¿Por qué son tan vividores, tan malas personas?”  “Joven chilena  sse hace viral  por ‘funa’ a venezolano con el que se casó”.

Este es un ejemplo indecoroso de cómo se logra visualizaciones, rating y vistas en redes y medios de comunicación llamados a valores superiores: desatar una jauría mediática contra un joven cuyo delito fundamental es ser venezolano y una mujer colocada en la posición de víctima que tiene como principal ingrediente el ser chilena.

En este contexto, como en muchos otros en los que he participado a través de mi oficina de abogados, recibí la desesperada llamada de este venezolano quien está aterrado de amenazas y temiendo lo peor, ya que las redes y los medios exponen su rostro, su nombre y hasta inclusive la chapa o placa de su vehículo, teniendo todos los elementos para producir un evento que debería ser indeseado o no provocado por quien está llamado a convocar la buena voluntad.

Igual que como hicimos en el caso de Davis Agüero, el conductor de aplicaciones que fue cacheteado por una pasajera sin ningún tipo de justificación —él venezolano y ella chilena—, vamos a hacer todos los esfuerzos por lograr resolver esto de manera amistosa, tal y como lo deberían hacer quienes utilizan las redes para el odio y los medios de comunicación que tienen una obligación superior a la de cualquier particular o ciudadano de a pie.

Hoy, una vez más, hemos tenido que intervenir para proteger a quien la sociedad debería proteger, pero al sentirse desamparado acude a nosotros para intentar resolver en el ámbito jurisdiccional lo que deberíamos haber evitado en el ámbito de la civilidad.

El Cartel de los Soles, designado como grupo terrorista: una verdad que Venezuela ya conocía

El Cartel de los Soles, designado como grupo terrorista una verdad que Venezuela ya conocía

El Cartel de los Soles, designado como grupo terrorista: una verdad que Venezuela ya conocía

Por Braulio Jatar Alonso | Notiamérica

Este 25 de julio, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), declaró al denominado “Cartel de los Soles” como una Organización Terrorista Global Especialmente Designada.

Para muchos, la noticia resulta impactante. Para quienes hemos vivido el drama venezolano en primera persona, no es más que la confirmación —con el respaldo del Estado más poderoso del mundo— de una verdad que el pueblo venezolano conoce y padece desde hace años.

El Cartel de los Soles no es un cartel al estilo tradicional, como los que operan en México o Colombia. Es una estructura criminal que se ha incrustado en el propio aparato del Estado, dirigida desde las más altas esferas del poder militar y político.

Su nombre proviene de los “soles” que portan en sus uniformes los generales del ejército, muchos de los cuales han sido vinculados por organismos internacionales al tráfico de drogas, al lavado de dinero y a violaciones sistemáticas de derechos humanos.

Que Estados Unidos lo designe ahora como grupo terrorista no es una formalidad simbólica. Es una decisión política y jurídica de enorme impacto. Esta designación implica que cualquier persona o institución que colabore —directa o indirectamente— con este cartel, se expone a sanciones severas, congelamiento de activos y aislamiento financiero internacional.

Pero más allá de las consecuencias legales, este acto revela una verdad profunda: la tragedia venezolana no es simplemente un problema de mal gobierno o autoritarismo, sino de un sistema de poder que se ha institucionalizado como herramienta de control y de permanencia en el poder. No estamos ante un Estado fallido; estamos ante un sistema convertido en “pranato”.

Como venezolano, como abogado, como comunicador, y como ex preso político del régimen de Nicolás Maduro, he denunciado durante años que el país no está gobernado por un proyecto ideológico, sino por una mezcla poder militar,  corrupción inmensa y represión política. Es mucho más peligroso que un régimen autoritario: es autoritarismo sin amarras de ningún tipo.

Esta medida del Tesoro estadounidense debe marcar un punto de inflexión. Ya no hay espacio para las ambigüedades diplomáticas ni para la ingenuidad política. No es momento de seguir normalizando lo que no es normal.  

Porque esto no es solo una sanción. Es, sobre todo, una ratificación: el dolor de Venezuela no es una exageración ni una narrativa política. Y hoy, al fin, el mundo comienza a llamarlo por su nombre.

Wikipedia señala con respecto al Cartel de los Soles: El Cártel de los Soles es una presunta organización criminal encabezada por miembros del Gobierno de Venezuela y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desde la década de los años 1990, según algunos medios de comunicación,[1]​cuyo objetivo es el tráfico principalmente de cocaína,[2]​ contrabando de combustible,[3][4]​ control de la actividad minera ilegal en varios estados de Venezuela, con participación directa en la extracción y contrabando de orocoltánpiedras preciosas y otros minerales